En los 38 años que han
transcurrido entre el final de la dictadura militar y nuestros días, la
sociedad española ha pasado de no tener partidos políticos a que estos sean el
principal problema de los ciudadanos. Según la Constitución del 78 los partidos
políticos expresan el pluralismo político y son instrumento fundamental para la
participación política, su importancia en toda democracia es indiscutible, pero
en España los partidos políticos se han convertido en nuestro principal
enemigo, en el principal enemigo del pueblo, al no ser capaces de ponerse de
acuerdo para dotar a España de un gobierno democrático, poniendo así en
entredicho el funcionamiento del sistema democrático y cuestionando su utilidad.
En la
historia de los pueblos siempre se da una constante, independientemente de
ideologías, las elites tienen tendencia a unirse para defender sus intereses y
los pobres, por el contario, a separarse. En los casi seis meses que ya han
transcurrido desde las elecciones del 20-D, ninguna de las cuatro fuerzas
políticas de dimensión nacional ha adoptado alguna decisión para favorecer el
consenso y la gobernabilidad de España. El próximo 26-J se presentaran ante el
electorado, salvo irrelevantes cambios,
con los mismos líderes y las mismas propuestas políticas. Da la
impresión de que en España las elites dirigentes, a través de su cara visible
la casta política, se han puesto de acuerdo para lograr un mismo objetivo,
apretar el sistema democrático, siendo mi única duda al respecto ¿Para lograr qué? ¿Con que fin? Tal vez, no les
gusta la democracia. En este ambiente político, el 26-J un demócrata la única posición
política racional que puede adoptar es: En contra.
El
tiempo se acaba, faltan ocho días para las próximas elecciones generales, y en
España cada día es mayor la incertidumbre política y la confusión ideológica.
El PP está de forma clara contribuyendo a potenciar el crecimiento de Podemos, considerándolo
ya el principal partido de la izquierda española. Los dirigentes del PP ya ni
siquiera disimulan, recientemente el secretario de Estado José Luis Ayllon, después
del debate a cuatro, llevo en su coche oficial a Irene Montero, representante
de Podemos, es evidente que querían enviar una mensaje al electorado, y a no
ser que fuera el de que Ayllón y Maroto no coinciden en todo, han querido
materializar la existencia de la pinza Podemos-PP. El PSOE sufre en estos
momentos una clara esquizofrenia ideológica, carente de un liderazgo fuerte no
tiene un proyecto para España. Por un lado se siente próximo a Ciudadanos, ve
en el liberalismo un aliado, moderado, al que puede unirse sin que ello le
suponga un desgaste, pero a la vez está
contribuyendo a que Podemos y sus satélites
regionales se hagan más fuertes, a que crezcan como organización, dándole su
apoyo para que gobiernen los ayuntamientos de importantes ciudades españolas. En pocos meses, Podemos ha pasado de defender posiciones euro-escépticas,
anti-NATO, propias de la órbita del comunismo internacional, a decir que es un
partido socialdemócrata. Da la impresión de que la corriente de pensamiento
denominada postmarxismo es sobre todo
cinismo y manipulación política, es decir, proponer lo que el electorado quiere
ocultando lo que realmente se defiende. Ciudadanos, es un partido de ideología liberal,
integrado en el liberalismo europeo, pero con numerosos cuadros que son ex
dirigentes del PSOE, lo que le ha permitido crecer en feudos tradicionalmente
socialistas. Ciudadanos ha firmado el
pacto contra el terrorismo islamista, cosa que no ha hecho Podemos, pero tiene un eurodiputado, Javier Nart, que además
de llevar décadas en política con el PSC, se dedica a defender en su condición de
abogado a personas que tienen vínculos con el terrorismo islamista. Mientras presumía
por las tertulias de haber estado informándose en la zona de guerra ocupada por el Estado Islámico,
diciendo que había sufrido un ataque de dicha organización islamista, su protegido, el conocido como el talibán
español, Hamed Abderrahaman, en libertad gracias a su apoyo en su condición de
abogado, se dedicaba a captar combatientes para el EI, razón por la que ha
vuelto a estar detenido y en la cárcel.
En
unas recientes declaraciones el secretario general de Ciudadanos, Albert
Rivera, decía “El PP tiene una
estrategia, que suba Podemos para generar miedo”. En la actual coyuntura
internacional, de clara caída de las economías emergentes y tensiones con la
actual Federación Rusa, yo no sé a quién cree el PP que puede amenazar
favoreciendo que crezca un partido de la órbita del comunismo internacional en
España, pero es evidente ya desde hace tiempo, que el PP y Podemos tienen numerosos
vínculos en común, formando pinza para intentar lograr objetivos comunes. Podemos
es un partido que ha basado su
crecimiento en tres elementos: Primero, un fuerte apoyo mediático,
principalmente de cadenas de televisión privadas, dándole los medios de comunicación
voz y relevancia a personajes insignificantes de la vida política española, a
la vez que ocultaban aspectos negativos de los mismos. Segundo, a un fuerte
apoyo de sectores de la derecha española, afines al PP, los cuales incluso le han
cedido votos. Y difundiendo una confusa ideología populista, a la vez que ocultan la
propia, buscando así aminorar el rechazo ideológico que en amplios sectores de
la sociedad española provoca su verdadera ideología, el comunismo. Francesc
Carreras define de forma clara la táctica de Podemos, dice “Solo quieren llegar
al poder y luego hacer los cambios que les convenga”.
En los
últimos días, Pablo Iglesias, además de decir que la política de Podemos es socialdemócrata,
ha dedicado numerosos elogios al ex presidente Zapatero, llegando a
considerarle el mejor presidente de la democracia. Sin entrar a valorar la gestión
de Zapatero, de sobra conocida por sus numerosos errores, es evidente que Pablo
Iglesias es un completo cínico, un gran manipulador, un verdadero farsante. No sé
qué vínculos tiene Iglesias con Zapateo, ni desde cuándo, pero está claro que
Podemos es todavía hoy un producto de la
histórica pinza que en el 94 hicieron Julio Anguita y José María Aznar. El ex
presidente Aznar, que en el 94 como líder de la oposición criticaba duramente en el Congreso la corrupción del
PSOE, utilizando el famoso eslogan de “Váyase
Sr. González”, luego pasaría a ser el padre de la actual España, dividida,
decadente, ingobernable, en la que se dan actitudes fascistas, como las
violaciones de los derechos humanos o el terrorismo de Estado. Durante la época
de Aznar, España se convirtió en un país políticamente corrupto. Dos miembros relevantes
de sus Gobiernos, Rato y Matas, están hoy
siendo investigados judicialmente por diferentes delitos. Sus amigos de la
Gürtel, y digo amigos porque todos fueron invitados de la famosa boda de su
hija, crearon una trama que se extendía
desde Galicia a Valencia pasando por Madrid. El PSOE tiene dirigentes, como
los ex presidentes Chaves y Griñan, implicados
en numerosos casos de corrupción, pero son casos locales, no de amplitud nacional
como ocurre con el PP. Aznar es sin lugar a dudas el padre de la actual España
corrupta. Siendo ya Pablo Iglesias un conocido líder antisistema al servicio del comunismo internacional, el Gobierno de Aznar
le concedía importantes becas a través del Ministerio de Educación. Luego, más
tarde, cuando Iglesias ya se había presentado en sociedad, dejando de estar en
desiertos lejanos, acudiendo tras el
11-M a concentrarse ante la sede del PP en la calle Génova, el 14 de Marzo,
Aznar le seguía dando becas a través de su
amigo Miguel Blesa al que había situado al frente de Caja
Madrid, para que este pudiera seguir consolidando su liderazgo tanto nacional
como internacional, a la vez que el comunismo internacional le abría las puertas de Venezuela. Es evidente que la
pinza Anguita-Aznar, comunistas-PP, fue muy fructífera para Pablo Iglesias.
En la
sociedad española, de igual forma que hay una espiral del silencio capaz de imponer
que no se hable de determinados temas, también se ha puesto de moda políticamente
imponer vetos y pedir cabezas de los
partidos, como si algo dependiera únicamente de una sola persona. Quiero con
ello decir, que los partidos políticos ya no se conforman con elegir a sus
dirigentes, a sus líderes, sino que se creen con el derecho a poder decidir
sobre el líder de otras organizaciones políticas, vetando a unas personas y
dejando pasar a otras. Por ejemplo, Rivera, está exigiendo un nuevo líder para el PP
distinto a Rajoy, no sé en quien estará pensando, tal vez en García Tejerina, por
aquello de que está de moda poner mujeres a la mesa como forma de resolver problemas
causados por discrepancias de índole ideológico. Personalmente, me parece una
actitud poco democrática, que contribuye a anular el pluralismo político al
dejar entrar en la política únicamente lideres cortados por un mismo patrón.
Aun así, no deseando quedarme al margen de la moda política, creo que si hay
una cabeza que si se debería pedir políticamente hablando, esa es la de Aznar,
su famosa pinza con Anguita debería ser investigada profundamente, pues 22 años
después todavía sigue dando frutos negativos para la sociedad española, por
ejemplo, Podemos.
En mi humilde opinión, Podemos es un claro fruto
político de la tendencia entre las elites a unirse, más allá de
ideologías, para defender intereses comunes, pues no solamente está
recibiendo apoyo de sectores de las elites dirigentes españolas afines al PP,
de Aznar y compañía, sino también del PSOE. El PSOE está contribuyendo de forma
clara a que Podemos crezca como organización política permitiéndole
gobernar en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza, Coruña,
Santiago, etc. Es difícil saber que persigue el secretario general del PSOE,
Pedro Sánchez, buscando una alianza con Ciudadanos a la vez que le da su apoyo
a Podemos. Sin el apoyo del PSOE la rama izquierda de la pinza del PP, no
hubiera gobernado en ningún ayuntamiento de España. Es difícil saber cuál es la
táctica de Pedro Sánchez, tal vez quiere pasar a formar parte también de la
citada pinza, no lo sé, pero si la intención de voto de los ciudadanos no
cambia en los próximos días todo indica que Pedro Sánchez, con su equivocada
táctica, corre el riesgo de dejar de dar besos a los niños en la cabeza para
pasar, metafórica y políticamente hablando, a besar culos, y el de Pablo
Iglesias parece ser el elegido.
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