Los
resultados de las elecciones catalanas celebradas el 21-D, con el Gobierno autonómico
intervenido por los poderes del Estado, pueden ser objeto de múltiples
interpretaciones, pero hay una clara y principal lectura: Todo seguirá igual.
Con una participación que ha representado un récor histórico, de casi el 82%, y
a pesar de que una partido no nacionalista, de los denominados emergentes, Ciudadanos,
ha sido la fuerza que ha obtenido mayor número de diputados, 37, la nuevo composición
del Parlament no va a contribuir a solucionar la crisis catalana. Ciudadanos ha
sido el gran ganador, pero tendrá muy difícil formar Gobierno, necesitando para
ello contar con votos de alguno de los partidos nacionalistas, algo hoy por hoy
poco probable. Por el contrario, los denominados independentistas, Junts per
Catalunya, ERC y la CUP, aunque suman mayoría absoluta, se encontraran también con
dos obstáculos a la hora de poder formar
gobierno. El primero, lograr el suficiente consenso para elegir una candidato, alguien que no esté
imputado, para ser investido presidente.
El segundo, es que la CUP ya ha dicho que condiciona su apoyo al desarrollo de
la declaración de independencia realizada el pasado octubre, lo que supondrá más 155.
La composición
del nuevo Parlament, si llega a
constituirse, será muy parecida a la anterior fruto de las elecciones del 27-S
de 2015, disuelto por el Gobierno de España al aplicar el 155. Los resultados
de las elecciones confirman que el Gobierno ha cometido un gran error al haber
convocado elecciones de una forma tan rápida, sin dar tiempo ni a las elites políticas
ni a la sociedad en general a reflexionar sobre lo que representaba para sus
intereses la intervención del Gobierno autonómico por parte de los poderes del
Estado. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha justificado alegando
que una medida extraordinaria, como la aplicación del 155, se debe aplicar el
menor tiempo posible. Y tiene razón, pero también debía haber sido el tiempo
necesario para que se notaran sus efectos. Las prisas no siempre son buenas
consejeras, y en este caso parece que ha sido así. El discurso del independentismo
sigue siendo el mismo que antes de la aplicación del 155 y ello puede provocar,
que logrando los independentistas investir un nuevo presidente, el Gobierno
tenga que volver a aplicar el 155 para destituirlo, y a volver a empezar, convocándose
unas nuevas elecciones. Todo parece indicar, que el partido político que
tiene mayor probabilidad de formar el próximo Gobierno autonómico de Catalunya
es el que ha sacado menor número de diputados, el PP. El PP, con sus 3
diputados, puede ser el partido que forme el próximo Gobierno de Catalunya gracias
a una nueva y más larga aplicación del 155.
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