El mensaje de Navidad de este año del rey Felipe VI ha sido
tremendamente insípido, vacío, con la falsa defensa de valores, cuya defensa se
da por hecho en toda democracia. Como en ocasiones anteriores la Casa Real ha
evitado significarse de forma clara en problemas que afectan a la sociedad
española. El Rey ni siquiera ha dejado clara su posición en la crisis catalana.
Pero lo peor del discurso es que también ha sido amenazante. El rey Felipe VI
al decir, textualmente, “Hemos asentado definitivamente la democracia, incluso
superando hace décadas un intento de involución de nuestras libertades y
derechos” ha querido amenazar a la sociedad española recordando e interpretando
de forma falaz el asunto del 23-F, pues conocido es que no hubo en ningún
momento por parte de los responsables del Golpe de Estado y de los
militares el deseo de llevarlo adelante,
todo lo contrario, con él las Fuerzas Armadas se abrieron, dejando claro que
aceptaban el nuevo orden constitucional.
Como en ocasiones anteriores, el rey Felipe VI ha apelado a
la concordia, ha dicho, textualmente, “Una España inspirada en una
irrenunciable voluntad de concordia”. El problema es que la concordia no es un
simple concepto, sino, y sobre todo, un ambiente. Ambiente de concordia, que ya
desde hace años, no se busca desde la Jefatura del Estado.
Pues no quieren concordia, aquellos que ordenan o permiten
flagrantes y sistemáticas violaciones de los Derechos Humanos.
Pues no quieren la concordia, aquellos que ordenan acciones
de terrorismo de Estado. Pues no quieren la concordia aquellos que ordenan
represión judicial y policial anulando el Estado de Derecho. Pues no quieren
concordia, aquellos que ordenan detenciones ilegales. Pues no quieren
concordia, aquellos que ordenan ejecuciones extrajudiciales recurriendo a
técnicas médicas.
Pues no quieren concordia, aquellos que recurren de forma
innecesaria a la violencia policial para atacar a humildes ciudadanos sin responsabilidades
políticas, buscando hacer una
demostración de poder.
No, no quieren concordia los monárquicos, y sobre todo su
cabeza visible, el rey Felipe VI. No,
no quieren concordia,
quieren que en España sus intereses
imperen sobre el interés general, a la vez que intentan someter a los
ciudadanos al yugo que hoy representa en la sociedad española la Monarquía.
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