El culebrón del proceso
independentista contra todo pronóstico no se ha apagado con la aplicación del artículo 155 de la Constitución,
tomando el Gobierno de España el control, por lo menos teórico, de esa
comunidad autónoma, sino que se fortalece, innovando gracias a los sutiles apoyos que recibe en diferentes países
de la Unión Europea. El líder de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, y
candidato propuesto por el presidente del Parlament, Rogert Torrent, a ser
investido como el próximo presidente de la Generalitat, huido desde hace meses de la justicia española y refugiado en Bélgica, se
ha desplazado hoy a Copenhague para dar una conferencia sobre la situación actual de
Cataluña, en la universidad de esa ciudad. La Fiscalía del Tribunal Supremo ha
solicitado a dicho tribunal que vuelva a reactivar la euroorden de detención que
existía contra Puigdemont, emitida por la Audiencia Nacional y anulada por este
tribunal el pasado 5 de Diciembre. La crisis de Cataluña está contribuyendo a
transmitir al mundo una imagen esperpéntica y poco democrática de España.
“Ahora sí, ahora no; a este
si, a este no”, son los principales criterios que hoy rigen la actuación del
Poder Judicial español, anulando importantes principios que deben imperar en un
Estado de derecho, como son el de igualdad ante la ley y la seguridad jurídica.
En España las leyes se aplican con total arbitrariedad en función de si
interesa o no a las elites dirigentes que controlan el Poder Judicial. Un claro
ejemplo lo tenemos con lo que está ocurriendo con Puigdemont. La ley es clara
en cuanto a los fugados de la justicia, pero el Poder Judicial, más
concretamente el Tribunal Supremo, en concreto el juez Llarena, haciendo una lectura
arbitraria de la ley ha decidido no perseguir a Puigdemont en el extranjero
anulando la euroorden que existía contra
él. Es evidente, que desde los poderes del Estado de la desacreditada e
imperfecta democracia española existe un fuerte interés en darle juego a
Puigdemont, facilitando sus movimientos, su vida y actividades políticas en el
extranjero. No deja de ser llamativo, también, que alguien que desea convertir
Cataluña en una república soberana e independiente elija monarquías, con
estrechas relaciones con la Casa Real española, países, Bélgica y Dinamarca, en los que su Poder Judicial es
mayoritariamente monárquico, para buscar
ayuda, refugiarse, y realizar su campaña
propagandística.
Las elites burguesas catalanas
impulsoras del proceso independentista, desde que este comenzó, con sus
continuas contradicciones, han dado a entender que no buscan realmente la
independencia sino únicamente escenificar y difundir mediáticamente demostraciones
de poder destinadas a lograr ocultos intereses. Demostraciones de poder, para
cuya realización cuentan con un sutil apoyo y elevada complicidad desde los poderes del Estado, por ejemplo,
desde el Poder Judicial. Es muy llamativo, que la agencia de calificación de riesgo Fitch, a
pesar de la coyuntura de Cataluña, que
es de presagiar que provocara efectos negativos para la economía española, ha
subido un escalón el rating de España, hasta A-, ello se puede deber a dos
razones. Una, oculta información reservándola para clientes selectos, como ocurrió
en la crisis del 2008, o dos, tiene información
privilegiada de los principales actores de la crisis catalana que le permiten
vaticinar que dicha crisis no avanzara. Los poderes del Estado, declarada la
DUI, dejaron que Puigdemont huyera de
España refugiándose en Bélgica; luego el Poder Judicial no aplico la euroorden;
contra toda lógica y racionalidad política hoy Puigdemont vuelve a ser
candidato a presidir el Gobierno autonómico de Cataluña, moviéndose con total
libertad por Europa haciendo propaganda política. ¿Acierta Fitch con su análisis?
¿Sera todo una pantomima sin repercusión sobre la economía española o solo no
afectara negativamente a las deudas contraídas por España con inversores
extranjeros?
No hay comentarios:
Publicar un comentario