Hace solo unos meses, Carles
Puigdemon y sus consejeros fueron cesados
de sus cargos, y el Gobierno de España
tomo el control, como mínimo teórico, de las instituciones autonómicas catalanas,
mediante la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Hoy su partido político,
la cara visible de la burguesía nacionalista catalana, llámese CDC, o PDeCata,
o Junts per Catalunya, vuelve a recuperar su anterior estatus político, su líder
el holograma físico y disfrazado de Carles Puigdemont, su hombre de paja, Quim
Torra, vuelve a ser presidente de la Generalitat, y en los próximos días tomara
posesión de su cargo y designara sus consejeros.
Puigdemont fue apartado del
poder, entre otras cosas, por convocar el inconstitucional referéndum del 1-O y
por haber realizado una declaración unilateral de independencia. ¿En qué
ordenamiento jurídico puede tener cabida que el partido político que dio apoyo a Puigdemont vuelva a tener el control de las instituciones
autonómicas catalanas y su holograma físico sea el nuevo presidente de
Cataluña? Más allá de en España no creo que se pudiera producir en muchos otros
estados. No creo que en muchos estados democráticos sus elites dirigentes permitieran
que un partido político que ha intentado la secesión de una parte de su
territorio recuperara el poder político, para más inri, con el mismo discurso
reivindicativo.
Pero en España ha ocurrido. España
vuelve a vivir un contexto político, muy similar al del primer tercio del pasado
siglo, y no lo digo porque considere que existe el riesgo de que las elites
dirigentes de Cataluña vayan a hacer algún
movimiento importante en defensa de la
independencia, como podría ser tomar el control de las fronteras, no, son más
falsos que valientes. Lo digo por dos principales razones. Una, los monárquicos
vuelven a utilizar de forma clara su poder para influir sobre la política
española en beneficio de sus intereses. Dos, en la política española vuelve a
haber una elevada injerencia exterior: Unos
la escenifican, como es el caso del presidente del Parlamento Europeo, el
italiano Antonio Tajani; otros la
materializan dando un claro apoyo a prófugos de la justicia española, como ha
sido el caso de Bélgica y Alemania,
o dando, también un claro apoyo, mediático o económico, como ha sido el caso de
Rusia, y su órbita, el Bloque BRICS, países del mundo islámico, etc. Y luego están
personajes como Vargas Llosa, o el ex primer ministro francés Manuel Valls, o
incluso actores
de cine que no se sabe bien en nombre de quien hablan, que se creen también
con derecho a reivindicar una parte de la tarta de poder catalana.
EL independentismo burgués catalán,
llámese CDC o PDeCat o Junts per Catalunya, va a recuperar en breve el control de las
instituciones autonómicas catalanas, gracias a dos hechos. Primero, gracias a que el Gobierno del PP no ha pedido ante el
Tribunal Constitucional la suspensión de la delegación del voto de los
diputados Puigdemon y Comín, prófugos de la justicia española. Segundo, gracias
a que el monárquico Poder Judicial Español no ha realizado correctamente su trabajo,
como sería de esperar en una democracia, permitiendo que el partido político
que dio apoyo a aquellos que realizaron la DUI sea el que vaya a formar el próximo
Gobierno autonómico de Cataluña. El problema no es el Código Penal, como dice
el líder del PSOE, Pedro
Sánchez, sino que no se aplica ni en tiempo oportuno ni correctamente.
Desde el Poder Judicial no se hizo nada para evitar el referéndum ilegal del
1-O, ordenándose desde el Gobierno una movilización policial sin precedentes desde la Guerra Civil únicamente
para poder hacer una demostración de poder contra la sociedad catalana
recurriendo a la violencia policial. Eso sí, para combatir el narcotráfico dicen
no tener medios. Luego, se dejó que Puigdemont declarara la independencia desde
el Parlament y huyera al extranjero, muy
probablemente para que ocurriera lo que está ocurriendo, que se haya convertido
en un diputado autonómico refugiado en
la ex Alemania nazi. Evidentemente, todo ello conduce a la pregunta de ¿Por qué
al monárquico Poder Judicial le interesa que el proceso independentista continúe como hasta
ahora? ¿Qué ocultas intenciones se persiguen desde la Zarzuela? Pero el Poder
Judicial no cumple con su obligación no solo en la crisis catalana, sino en
otros muchos temas, siendo obvio que se está retrasando la decisión del Supremo
sobre la sentencia de exduque de Palma, Iñaki Urdangarin, buscándose el momento
más oportuno para hacerla pública. Y es que todo está entrelazado.
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