sábado, 12 de mayo de 2018

TORRA SE AUTODEFINE COMO HOMBRE DE PAJA DE PUIGDEMONT.


Esta mañana ha comenzado el proceso de investidura del candidato de Junts per Catalunya (JxCat), Quim Torra, como próximo presidente del Gobierno autonómico de Cataluña.  Quim Torra ha comenzado su discurso de investidura presentándose como un hombre de paja a las órdenes del prófugo de la justicia y ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. En sus primeras palabras, Torra, ha manifestado su intención de continuar con la defensa del mandato que según los sectores independentistas catalanas surgió  del Referéndum del 1-0, dicho de forma resumida, Torra ha anunciado que seguirá con la misma hoja de ruta, con las mismas intenciones, políticas y reivindicaciones,  que ha dado lugar a la aplicación del artículo 155 de la Constitución y así, a la intervención de la Comunidad Autónoma de Cataluña por el Gobierno central.  Torra lograra ser investido presidente por mayoría simple si la CUP se abstiene.


¿Quien es Torra? Torra es un personaje muy mediocre de la política catalana, con poco pasado político, conocido únicamente por algunas declaraciones polémicas, insultantes y fuera de lugar, por las cuales ha pedido disculpas, pero que han contribuido a definir su ideología y estilo. Además, es un personaje con un futuro tanto dentro de la política como profesional muy incierto. En guerra,  cuando una unidad militar, por ejemplo, de Infantería, progresa en un ambiente hostil, como puede ser el  de alto riesgo de emboscadas y trampas, con frecuencia al mando le  surge la duda de a quien es mejor poner en vanguardia, si al más veterano y con mayor experiencia, y por tanto con  mayor probabilidad  de poder sobrevivir, o al más novato, cuya baja supondrá un menor coste para el conjunto de la unidad. Duda, que el mando suele resolver rotando a los que deben ir en vanguardia, de tal forma que todos  pasen por el puesto de mayor riesgo. Da la impresión de que Junts per Catalunya ha elegido al más novato para liderar un proceso de algo riesgo, y este, Torra,  carente de un porvenir claro, con un futuro profesional y político muy incierto, lo ha aceptado, no sintiendo la menor vergüenza al perder  su dignidad política al autodefinirse de forma pública como un hombre de paja de Puigdemont.

Torra ha dejado claro en su discurso que continuara con la misma hoja de ruta y táctica que hasta ahora había tenido el denominado independentismo catalán, y digo denominado, porque está claro que su proyecto  poco tiene que ver con que Cataluña se convierta en un Estado soberano e independiente, y mucho con ocultas reiniciaciones en defensa de intereses personales, intereses de sectores de las elites dirigentes burguesas catalanas, que son las que están moviendo todo esto en clara complicidad con sectores de poder del Estado central. Entre otras cosas, ha solicitado la reclamada bilateralidad, es decir, que  la Generalitat y el Gobierno de España puedan negociar de igual a igual concretos asuntos, algo a lo que se oponen las 16 restantes Comunidades Autónomas de España. ¿Por qué el nacionalismo catalán continua con la misma hoja de ruta y la misma táctica? En mi opinión por dos razones. Una, la aplicación del 155 está siendo muy light, no está teniendo efectos reales importantes. Gracias a una elevada politización de la Administración autonómica catalana, durante años aquellos que han gobernado, en concreto la antigua CDC, han colocado  en puestos claves de la misma a gente de su máxima confianza, alta politización que también se da en otras administraciones, incluso en la  central, el independentismo sigue sintiendo que gobierna y controla a Administración a pesar de la aplicación del 155.  Dos, el independentismo considera que los proceso judiciales abiertos contra algunos de sus principales dirigentes acabaran, de una u otra forma, porque el Poder Judicial los anule o porque el Gobierno los indulte, en nada.

El pleno de investidura que hoy está teniendo lugar, con un candidato que sigue con la misma hoja de ruta, intenciones y decisiones,  que ha provocado  la aplicación del 155, deja claro, como era de prever, que fue un error, a no ser que se persiguieran ocultas intenciones, que el  Gobierno de Rajoy convocara unas elecciones para un fecha tan próxima  a su aplicación. El Gobierno de Mariano Rajoy podía haber solicitado la suspensión de la delegación de voto de dos prófugos de la justicia,  Carles Puigdemont y Toni Comín, ante el Tribunal Constitucional, pero no lo ha hecho, cosa que si ha hecho Ciudadanos. Si la CUP se abstiene, y Torra es investido presidente, lo será gracias a la actuación del Gobierno de Rajoy pues la solicitud de suspensión de la delegación de dichos  votos por parte del Gobierno tendría efecto inmediato sin necesidad de esperar que se pronuncie el Constitucional.

La aplicación del 155 no ha causado los efectos que serían de esperar. La crisis catalana se encuentra estancada, no evoluciona en ninguna dirección. Las elites independentistas catalanas, a pesar de tener a numerosos dirigentes en la cárcel, siguen con la misma música, con sus ocultas y personales reivindicaciones. Lo único nuevo es que poco a poco el independentismo va dando a conocer sus aliados exteriores. Puigdemont, en contra a todo pronóstico, ha ido a encontrar apoyo en el país responsable de las dos guerras mundiales, una  Alemania gobernada por un partido, la Unión Demócrata Cristiana de la canciller Ángela Merkel,  aliado europeo de la derecha que gobierna España, el PP. 

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