jueves, 7 de mayo de 2020

CRISIS CONVID-19: ESPAÑA DEMOCRACIA EN LAS FORMAS, DICTADURA EN EL FONDO.

Quién debe decidir  sobre asuntos científicos, sobre hasta dónde debe llegar la investigación científica y sus aplicaciones, o sí sobre un problema científico deben opinar solo los expertos o el conjunto de la sociedad, es un debate ya antiguo en las sociedades de las democracias liberales occidentales. Unos sostienen que los ciudadanos no tienen suficientes conocimientos para poder decidir sobre asuntos científicos, y por tanto, que deben ser únicamente los científicos los que decidan. Otros, por el contrario, partiendo de que las decisiones de los científicos afectaran al conjunto de la sociedad son partidarios de que la sociedad pueda también participar en el proceso de decisión, bien directamente, a través de un referéndum, o a través de sus representantes políticos. Es una discusión irreconciliable, tan irreconciliable como lo pueda ser la que existe entre los partidarios del relativismo cultural y los etnocentristas. Pero en las democracias liberales occidentales hay consenso sobre una cosa, por encima de criterios científicos siempre debe prevalecer el derecho a la libertad individual de toda persona, reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humando y en la Constitución Española como un derecho fundamental.

 

Según diferentes encuestas la gran mayoría de los ciudadanos son partidarios de que España recupere la normalidad previa a la crisis lo antes posible, y por tanto, es evidente, que la gran mayoría de los ciudadanos no perciben que la situación sea tan grave como dan a entender los expertos que asesoran al presidente Sánchez. Está claro, que en el asunto del covid-19 los científicos, los expertos en diferentes temas sanitarios, han logrado imponer sus criterios al Gobierno de España democráticamente elegido, al Gobierno socialcomunsita de Sánchez,  obligando al cierre de algunas actividades económicas, imponiendo el confinamiento de personas sanas, privando a los ciudadanos del derecho a elegir centro hospitalario, médico y tratamiento. Por razones que desconozco, el presidente Sánchez está haciendo frente a la crisis del covid-19 teniendo en cuenta únicamente criterios científicos, el mismo lo reconoce así una y otra vez en sus comparecencias ante los medios de comunicación, que no son pocas. Los científicos, como toda persona tienen intereses e ideología y están sometidos a la influencias de otros grupos de la sociedad. Sánchez, lo sabe y por tanto mantiene en secreto el nombre del comité científico encargado de decidir  sobre la conveniencia de que un territorio pase de una fase a otra en la desescalada. Un hecho como este no tiene precedentes en una democracia, solo suele aplicarse en situaciones de guerra, en las que es necesario proteger  a las personas que deciden, por ejemplo, jueces de tribunales militares. Sánchez puede estar ocultando los nombres del comité para que no sean objeto de presiones sociales, pero sí esa fuera la razón, no tiene sentido que haya hecho público su existencia, él podría haber asumido la responsabilidad de sus decisiones sin hacer público la existencia de tal  comité secreto. O puede ser que lo esté haciendo para ocultar la  conocida ideología de los miembros y su  militancia activa en partidos políticos, lo cual sería muy grave pues no estaríamos ya hablando de criterios científicos objetivos sino de criterios ideológicos.  

 

Sin que cree precedente, está claro que el presidente Sánchez ha impuesto en España, lo que el presidente del PP, Pablo Casado ha llamado, teniendo en cuenta la opinión de expertos en derecho constitucional, una dictadura constitucional. Que un Gobierno sea una dictadura o no, no depende del respaldo social que tenga, sino de la utilización que haga de su poder, de su forma de gobernar respectando o no los derechos y las libertades de los ciudadanos. El Gobierno de Hitler era de naturaleza democrática, pero en ningún momento su forma de gobernar puede ser considera democrática. La dictadura de Franco, principalmente a partir de los 60, por muchas razones, porque el pluralismo político había quedado reducido a mínimos, porque la gran mayoría de la sociedad estaba alineada con el régimen o no quería problemas políticos, contaba con un  enorme respaldo social, pero ello no basta para poder sostener que España no era una dictadura. En un momento de máximo pluralismo en el Congreso de los Diputados, incluso por primera vez esta la Candidatura de Unidad Popular (CUP), con dos diputados, el presidente Sánchez ha utilizado su cambiante mayoría, ahora contando también con el apoyo del liberalismo político, representado por Ciudadanos, para  establecer en España una dictadura, esperemos que temporal, definiendo que ciudadanos pueden tener o no derechos constitucionales en función de su rol social o edad.


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