En los juegos de naipes con dinero, hay una táctica que es
muy utilizada por jugadores que son
expertos en hacer trampas al dar las cartas. Consiste en que el jugador siempre
se da para él malas cartas, y las buenas se las da a un cómplice que tiene en
la partida y cuyas ganancias comparten,
evitando así atraer la atención, levantar sospechas, en resumen,
evitar favorecer que le puedan
descubrir. Metafóricamente hablando, en la
política española da la impresión de que hay un oculto jugador,
tramposo, que reparte cartas, y maneja a su antojo el Congreso de los
Diputados, organizando mayorías según le conviene para sus intereses. De otra
forma es imposible explicar lo que ha ocurrido en los últimos años, y
principalmente, desde la moción de censura de Sánchez contra Rajoy hasta hoy.
Frente a todo pronóstico, en junio de 2018, el hoy
presidente, Pedro Sánchez, sin ser diputado, logro ganar una moción de censura
contra el entonces presidente Mariano Rajoy, gracias a lograr una mayoría con
el apoyo de partidos con diferentes intereses, cuando no opuestos. Rajoy
acababa de aprobar los Presupuestos
Generales del Estado (PGE), contando para ello, entre otros, con los apoyos de Ciudadanos y el Partido Nacionalista Vasco.
Presupuestos todavía hoy en vigor, debido a que el presidente Sánchez no ha
logrado aprobar otros. Pero de un día para otro, el PNV, cambio su
posicionamiento, y le retiro el apoyo a Rajoy para apoyar la mayoría que quería
investir a Sánchez presidente. Desde entonces Sánchez ha logrado mantenerse en
el poder gracias a una endeble e inestable mayoría de izquierdas, pero apoyada
por el PNV, que le da su apoyo con el
único fin de evitar que se haga con el poder el Partido Popular, formando un
Gobierno de coalición del PSOE con la actual y principal representación del
comunismo internacional en España, Unidas Podemos.
En dos ocasiones, Ciudadanos ha provocado que Sánchez
tuviera que convocar elecciones generales. La primera, en febrero de 2019, al negarle el apoyo para aprobar los PGE. La
segunda, en septiembre 2019, al no querer formar con el PSOE un gobierno de coalición. Pero aun así, hoy,
inexplicablemente, Ciudadanos a dado su apoyo para que el Gobierno de Sánchez
logre una quinta prorroga del estado de alarma. ¿Qué puede provocar que un
partido liberal, como Ciudadanos, de su apoyo a un Gobierno en el que está un
partido comunista cómo Podemos? ¿Qué puede provocar que el PNV forme una
mayoría para apoyar al Gobierno con un partido como Ciudadanos, para el que uno de sus
principales objetivos políticos es
acabar con el Concierto Económico vasco? Pues no lo sé, pero muy probablemente
algún jugador oculto, que reparte cartas y lo que no son cartas, en beneficio
de sus intereses.
Desde su nacimiento, es constatado que Podemos, hoy Unidas Podemos, después de
quitarse la máscara de la transversalidad ideológica, y darse a conocer como un
partido de ideología comunista, ha
contado con el apoyo mediático y en votos de sectores de la derecha española.
Parece, así lo dan a entender numerosos hechos, que sectores de las elites
dirigentes de la derecha española, afines al PP, han
fraccionado el mapa político español, para incrementar su poder
económico gracias a incrementar sus vínculos y relaciones económicas con países
de la órbita de Unidas Podemos, el bloque de los BRICS, etc. Produciéndose
hechos tan chocantes, como que un ex JEMAD, el general Julio Rodríguez, de un
Ejército de un Estado miembro de la OTAN y principal defensor y apoyo de la
Monarquía, haya pasado a ser un alto
dirigente de un partido político de ideología comunista, que se mueve en la
órbita de Rusia y sus actuales aliados. Es difícil saber quién mueve realmente
los hilos de la política española, o a que intereses obedece esta, pero una
hipótesis posible y muy probable, es que familias de la CEOE, que controlan a
Ciudadanos y apoyan a Podemos, tengan mucho que ver con la actual situación de
España, y con las votación que hoy ha permitido que Sánchez haya logrado una
quinta prorroga del estado de alarma.
La crisis del covid-19, cuyo origen está por determinar, ha
creado un pseudoambiente, irreal, basado en más falsedades que verdades, que
muchos gobiernos como el de España, están aprovechando para imponer medidas
represivas. Mentiras, como la última utilizada por el Gobierno de Sánchez de
que con el confinamiento se han impedido
300.000 muertes, algo que no tiene ningún sustento científico, pero sí
en cambio es indiscutible, que más de dos tercios de las muertes por
coronavirus en España han sido de
personas que fueron sometidas a confinamiento, a aislamiento, en residencias de
ancianos. Pero es un pseudoambiente, que a pesar de contar con la complicidad
de los medios de comunicación, ya no cuenta con el respaldo social. En la gran
mayoría de los países occidentales, los ciudadanos ya no se creen que las
medidas adoptadas por sus Gobiernos tengan por fin salvar vidas. En numerosos
países, los ciudadanos están ya exigiendo que se retiren las
medidas represivas, que se permita la libertad de circulación, que
se abran fronteras y que la economía vuelva a funcionar de un forma similar a
como lo hacía antes de surgir la amenaza del covid-19. Pero el Gobierno de
Sánchez, a pesar de reconocer al aprobar el Plan de
Estabilidad para el 2020, que sus medidas represivas han hundido
totalmente la economía española, sigue obsesionado con mantener la represión,
con seguir utilizando la crisis del covid-19 para justificar represión y
encubrir violaciones de los derechos humanos, cuando no asesinatos.
La crisis del coronavirus ha demostrado que crear un pseudoambiente a nivel global que justifique represión, medidas represivas que priven a ciudadanos sanos de derechos reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como por ejemplo, la igualdad ante la ley, la libre circulación y el derecho a salir de cualquier país, es fácil, pero de costes muy elevados para las economías occidentales y sus sistemas democráticos. En España, nadie se cree que un partido como Vox, la voz de los militares, heredero ideológico de aquellos que provocaron la segunda Guerra Mundial, nazismo alemán y fascismo italiano, este preocupado por las libertades de los ciudadanos, todo lo contrario, la gente sabe que si la represión con Sánchez como presidente es elevada, con Vox en el Gobierno todavía sería peor. Pero ello no quita, que partidos como Vox, logren mover las calles de las principales capitales europeas, como lo hicieron en las primeras décadas del siglo pasado, con el pretexto de la falsa defensa de los derechos de los ciudadanos. Crear un pseudoambiente, como el actual, que justifique represión, es fácil, pero será muy malo para Europa, y sobre todo para España.
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