sábado, 23 de mayo de 2020

CRISIS COVID-19: LAS MEDIDAS DEL GOBIERNO INCREMENTAN LA DISTANCIA ENTRE CLASES.

En poco más de dos meses, desde que el Gobierno de Sánchez declaro el estado de alarma el pasado 14 de marzo, muchos ciudadanos han visto como su vida cambiaba totalmente. Con una aplicación muy dura y de forma clara inconstitucional del estado de alarma, el presidente Sánchez ha privado a muchos ciudadanos de derechos constitucionales, como son el derecho a trabajar, el derecho a la libre circulación, el derecho a elegir centro sanitario, médico y tratamiento, etc, etc, etc.  Muchos ciudadanos han sido obligados a cerrar sus  negocios; otros, en el mejor de los casos han dejado de trabajar debido a ser objeto de un expediente de regulación temporal de empleo, otros han sido ya simplemente despedidos. Algunos, cuya actividad laboral se desarrollaba en la economía sumergida, o que se encontraban en una situación laboral de tránsito, por ejemplo, como demandantes de empleo,  se han quedado sin  ingresos o sin suficientes ingresos y han tenido que recurrir a la caridad de diferentes actores para poder sobrevivir.  

Desde de la declaración del estado de alarma, el Gobierno ha disfrutado de un amplio apoyo mediático para difundir y fortalecer su discurso. Un discurso, en el que se pueden distinguir dos claros objetivos. Uno, generar conformismo y resignación en la sociedad. Y dos, crear en la sociedad una actitud derrotista frente a la enfermedad causada por el virus de origen chino, tipo covid-19. Para crear conformismo y resignación el Gobierno está transmitiendo de forma continua mensajes claros del  tipo “No dejaremos que nadie se quede atrás”, y otros , como el de “El Estado pagara todo”, a través de la aplicación de medidas, por ejemplo, permitiendo una aplicación generalizada de los expedientes de regulación de empleo,  una medida creada para salvar con carácter extraordinario alguna empresa; prometiendo la aprobación de un ingreso mínimo vital, mediante beneficios fiscales para las empresas, etc. Una actitud derrotista que el Gobierno, apoyado por expertos ideológicamente afines, o con los mismos intereses,  y medios de comunicación  impulsa con mensajes insistentes y repetitivos del estilo, no hay vacuna, ni tratamiento , ni los habrá a corto plazo, los ciudadanos deben cambiar de estilo de vida, de costumbres, etc. Imponiendo el absurdo esnobismo de la distancia de seguridad, concepto que de respectarse,  impide las relaciones sociales, impide actividades laborales, deportivas y de ocio colectivas, disminuye de forma notable la actividad económica,  y aumenta las desigualdades sociales, al poder disfrutar de determinados servicios solo personas con muy alto poder adquisitivo.

Está claro, es indiscutible,  el Gobierno de Sánchez, primero favoreció la creación de un ambiente de enfermedad causado por el covid-19 y ahora quiere utilizar el miedo al virus como instrumento de control social. Quiere utilizar la situación creada para justificar represión y encubrir violaciones de los derechos humanos, cuando no asesinatos. Si asesinatos, muchos ciudadanos mueren sin que se investiguen realmente las causas,  ¿Cómo se ha contagiado? ¿Ha recibido el tratamiento adecuado del personal sanitario? Si la crisis sanitaria causada por listeriosis en Andalucía, que tuvo lugar  el pasado año, hubiera coincidido con la actual crisis, seguramente se atribuiría como causa de la enfermedad y muertes, el coronavirus. Es decir, el Gobierno de Sánchez, fundamentalmente, al declarar el estado de alarma,  ha creado un ambiente en el que el coronavirus sirve de justificación para todo, sin que se permita ni discutir, ni investigar,  si ha habido otra causa principal de las muertes distintas a la del covid-19 durante la crisis.

Desde la declaración del estado de alarma el discurso y  muchas de las medidas del Gobierno han estado destinadas a crear conformismo, resignación y derrotismo en la sociedad. El Gobierno de Sánchez está imponiendo y proponiendo cambios en la sociedad que, además de ser claramente contradictorios, como el de mantener distancia de seguridad y la vez querer permitir competiciones de deportes colectivos, discriminan y perjudican de forma importante a los sectores  más desfavorecidos de la sociedad. El Gobierno de Sánchez no está teniendo éxito a la hora de imponer que se respecte la distancia de seguridad, pero sus medias van en el camino de aumentar la distancia social, las diferencias sociales entre clases. Muchas de las propuestas del Gobierno para el verano, como las destinadas a piscinas y playas,  de confirmarse, van camino de incrementar los negativos efectos de la desigualdad sobre la vida de los ciudadanos. Dicho de forma resumida, la propuesta del Gobierno de Sánchez para el verano es la de  “Los pobres que se cuezan en sus casas, y los ricos que disfruten en sus segundas viviendas, en la costa, en el campo, a pie de playa o con piscina”. Está claro que el Gobierno de Sánchez quiere mantener latente al amenaza del virus chino para justificar represión y encubrir violaciones de los derechos humanos, pero ello, el futuro lo confirmara, es incompatible con la reactivación de una  economía capitalista basada en el consumo de masas. Estamos ante una amenaza global, como lo fue la Segunda Guerra Mundial, y como entonces, que había dos grupos, claramente identificados,  nazis y aliados, hoy también hay dos grupos. Uno, que amenaza y ataca, constituido por el virus y aquellos que los utilizan para justificar represión y violaciones de los derechos humanos y otro, el de los que sufren sus consecuencias, y todavía permanecen pacientes y pasivos, tal vez, esperando que el caluroso verano  cambie o caliente el ambiente.   


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