Desde el 2014, que nace Podemos, en el escenario político español
se percibe algo muy extraño, que la democracia reparte cartas favorables para Podemos a través de los
procesos electorales y que otros actores políticos juegan sus cartas para favorecer
a este nuevo partido, que representa en España la integración del excomunismo soviético
en el juego democrático de las democracias occidentales. Podemos, surge en marzo del 2014, y frente a toda lógica política,
en sus primeras elecciones, al Parlamento Europeo, logra obtener 5 diputados,
el 7,8% de los votos, en torno a 1.200.000 votos. Los expertos en procesos
electorales atribuyen su rápido crecimiento al enorme apoyo mediático que había
tenido el Movimiento 15-M, cuyos
organizadores se habían convertido en los dirigentes de Podemos. Después de las elecciones generales
de diciembre de 2015, PSOE y Ciudadanos cierran un pacto para formar gobierno,
pero Pedro Sánchez no logra ser investido presidente al negarle el apoyo
Podemos, que siendo el tercer partido con representación en el Congreso de los
Diputados, a cambio de su apoyo le exigía al PSOE la mitad del Gobierno de
España. Tras las elecciones generales de abril de 2019, PSOE y Ciudadanos
pudieron gobernar en coalición con mayoría absoluta, pero en contra de toda
lógica política, ahora no se ponen de
acuerdo. Se barajaron las cartas, y los nuevos resultados, noviembre de 2019, favorecieron que el PSOE liderado por Pedro
Sánchez formara un gobierno de colación con Unidas Podemos (Podemos y IU),
ocurriendo algo extrañísimo, en unos meses Ciudadanos perdió más o menos 2.400.000 votos, 47 diputados, quedándose
con 10.
Ciudadanos lleva años diciéndole a los electores que nunca daría
su apoyo a un Gobierno en el que
estuvieran los comunistas, Unidas Podemos, pero hoy ha apoyado la cuarta prorroga
del estado de alarma que solicitó el Gobierno socialcomunista de Sánchez. Difícilmente, un partido puede tener un
comportamiento más cínico, hoy Ciudadanos se ha quitado definitivamente la
careta. Cambio de posicionamiento de Ciudadanos, que beneficia la permanencia de Unidas Podemos
en el Gobierno de España, pues da a entender que esta nueva mayoría puede ser
con la que Sánchez logre no solo mantener la represión, sino también seguir gobernando, por ejemplo, aprobar
los próximos Presupuestos Generales del Estado, seguramente para el 2021.
Está claro que Ciudadano y Podemos, los denominados emergentes, coinciden no en
la defensa de una nueva política, sino en la vuelta a políticas propias de dictaduras, como
lo es la aplicación que el Gobierno está haciendo del estado de alarma.
Una ley es justa sino discrimina entre ciudadanos. A ningún
Gobierno se le ocurriría, ni la sociedad lo aceptaría, establecer límites de
velocidad en función de la pericia de cada conductor. El artículo 14 de la Constitución
Española establece que “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda
prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión,
opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Está
claro que el presidente Sánchez ha realizado una aplicación inconstitucional
del estado de alarma, al restringir derechos a los ciudadanos, como el derecho
a trabajar, el derecho a la libre circulación, o derechos individuales como el
de elegir médico y tratamiento, e imponer un confinamiento, en función del rol social y la
edad de las personas. El confinamiento que
ha impuesto el Gobierno de Sánchez, de gente sana, es irracional, inhumano,
injusto, innecesario, muy dañino para la economía y de muy discutible eficacia.
Por alguna razón nunca antes se había realizado un confinamiento de este tipo;
muchos expertos ya hablan de que tiene efectos negativos para la salud. El
Gobierno del Régimen comunista chino no solo ha exportado el covid-19 sino también
esta innovadora y represiva medida. Lógicamente, no sabemos qué hubiera pasado
de no haberse impuesto el confinamiento, lo que sí sabemos son dos cosas. Uno,
el confinamiento no ha impedido que un elevado número de ancianos murieran de
igual forma en residencias, privados de dignidad, sin la opción de elegir, privados
del apoyo de sus seres queridos. Y dos, algunos expertos ya dicen que, de no
descubrirse pronto una vacuna, el
confinamiento impide que se alcance inmunidad de grupo para poder frenar una
nueva posible epidemia.
El estado de alarma funciona, ha repetido hoy una y otra vez el presidente Sánchez. Y es
cierto, el estado de alarma funciona para reducir la vida de muchos ciudadanos
a comer, dormir y poco más; funciona para parar la actividad económica;
funciona para elevar la deuda pública a un nivel sin presentes, según el
Gobierno a entorno el 115% del PIB; funciona
para dejar a muchos ciudadanos sin empleo, incrementado el paro hasta como mínimo
el 20%; funciona para frustrar el futuro de muchas personas, jóvenes que perderán
el curso, pues aunque les aprueben no habrán aprendido lo que debían, personas
que tenían pensado entrar a trabajar los meses del confinamiento y no podrán. Según
el presidente Sánchez, muchos ciudadanos
son unos irresponsables, unos insensatos, unos locos, a los que no les importa
su salud, y por eso él debe privarlos de
sus derechos individuales, de la capacidad de elección, para cuidarlos, para
evitar que intenten suicidarse contagiándose de covid-19. En febrero, decían querer
aprobar una ley de eutanasia activa, ahora dicen querer impedir que la gente se
quiera quitar la vida contagiándose con el virus, menos cinismo y más claridad.
Un poco de seriedad, está claro que la alarma sanitaria se ha exagerado para
justificar el Gobierno la aplicación de medidas represivas contra muchos
ciudadanos españoles. Desde el Gobierno se ha transmitido que el confinamiento tenía
como principal objetivo evitar la saturación de los centros hospitalarios, pero
es falso, porque la gran mayoría de las muertes de enfermos no se han producido en
domicilios por falta de asistencia sanitaria sino en residencias de ancianos y
centros hospitalarios.
El Gobierno socialcomunista, ahora también liberal, al
haber integrado entre sus filas también a Ciudadanos, ha utilizado la emergencia
sanitaria causada por el ataque del virus chino covid-19 para ejercer represión,
para privar a los ciudadanos de derechos fundamentales y libertades individuales.
La solución nunca puede ser más costosa que el problema. Las medidas adoptada por
el Gobierno de Sánchez son más dañinas para muchos ciudadanos que el covid-19,
no solo por sus efectos sobre la economía, sino por lo que representan para su
salud y su estilo de vida en comunidad. Cuando uno no tiene solución para un
problema o esta es demasiado costosa, lo más inteligente es siempre ignorarlo
hasta que haya una solución viable.
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