A las elites políticas
españolas les gusta mucho presumir de solidaridad fuera de las fronteras de
España, pero para ello no utilizan su dinero, o el dinero del partido, en este
caso del PSOE o de Podemos, sino que lo hacen con el dinero de los demás, con el
dinero de los impuestos que pagamos todos
los españoles. Me pregunto si el Gobierno del presidente Sánchez ha
tenido en cuenta que: Paro en España-3.252.130 personas. Paro en Comunidad
Valenciana- 385.568 personas. Extranjeros sin empleo en España-388.382
personas, de ellas 55.295 en la Comunidad Valenciana. Con estos datos, ir a buscar
a inmigrantes a más de 1500 Km para que vengan para España no es un acto de
solidaridad sino de elevada irresponsabilidad política. El Aquarius no viene
hacia España por solidaridad sino por intereses políticos, lógicamente del
Gobierno de Sánchez. Es evidente que con ello Sánchez intenta hacer una demostración,
no de solidaridad sino de poder, la cual, muy probablemente, ya represente el
primer pago a los apoyos que recibió a la moción de censura.
Ante una crisis provocada por
un hecho relacionado con la inmigración, las elites políticas españolas siempre
recurren al mismo argumentario, diciendo
cosas como “La inmigración es un problema europeo”. Y es cierto que es un
problema europeo, el problema es que el posicionamiento mayoritario defendido
en la UE ya es contrario al defendido en España. La gran mayoría de los Estados
de la UE ya no quieren que entre más inmigración, y de la que entre, quieren poder elegir su país de
origen, algo no defendido por los Estados del sur a los que debido a sus
vínculos con terceros países, por ejemplo, con las elites libias del derrocado régimen
de Muamar el Gadafi, les interesa que
siga entrando inmigración de los países del sur del Mediterráneo, a la vez
reivindican que esta se reparta entre los diferentes países de la UE.
La política europea, en
concreto de los Estados miembros de la UE, vuelve a tener características similares a las
del primer tercio del pasado siglo. Han surgido partidos que son claros herederos ideológicos de los regímenes
totalitarios del pasado siglo, del fascino y el comunismo. En Italia ya
gobiernan, curiosamente, formando una alianza entre la Liga Norte, fascista, y el Movimiento 5 Estrellas, un satélite del
comunismo internacional. Otra de las características, es la elevada
irresponsabilidad de las elites gobernantes, que adoptan decisiones sin valorar
sus consecuencias, como fue la de permitir la crisis de refugiados del 2015. Y
lo es en estos momentos, la decisión que
el Gobierno de España ha adoptado respecto al Aquarius. Es completamente irracional, que un país
con los datos económicos y de empleo de
España, vaya a 1500 Km a buscar inmigrantes. La UE debió obligar que los
inmigrantes rescatados por el Aquarius volvieran
a su país de origen o hacer que fueran acogidos en el puerto más próximo. Pero
no ha sido así, porque otra de las características de la política europea es su
parálisis, el deseo de no intervenir ante problemas graves. En el pasado siglo,
las grandes potencias europeas permitieron que el Nazismo se hiciera con el
poder en Alemania a pesar de que ya se conocían muchas de sus ideas,
expansionistas o de utilización de la violencia como instrumento político. Lo
mismo ocurrió con el Fascismo en Italia. Ahora el Fascismo ha vuelto a resurgir
en Italia, representado por la Liga
Norte, y Europa vuelve a guardar silencio, lo único que le preocupa es el
proteccionismo del presidente Trump, muy probablemente porque temen que ello
pueda afectar de forma negativa a los intereses personales de sus dirigentes.
Pero en este caso, Europa guarda silencio no solo por su típica parálisis ideológica,
sino también porque, a pesar de que el
resurgir del Fascismo se considera una amenaza, hay una clara complicidad a favor de que gobiernen partidos populistas, verdaderos satélites del comunismo
internacional, como en Italia el Movimiento 5 Estrellas, o en España, Podemos.
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