Si uno lee detenidamente las conclusiones
del último Consejo Europeo, deduce que respecto a inmigración solo se ha
tomado una decisión nueva, la de poner fin al sistema de cuotas obligatorias de
reparto de refugiados. Los centros para acogida de inmigrantes, bien sean estos
por razones económicas o políticas, en
suelo europeo, ya existen. En España son los conocidos CIE, s, también los hay
en Grecia, en Italia, etc. Un sistema que no resuelve nada y no da buenos
resultados. Ahora un elevado porcentaje de inmigrantes que entran en estos centros
se quedan en Europa. Nada hace pensar que la política de gestión de los centros cambiara. Como ocurre ahora, al cabo
de un cierto tiempo, como es lógico, los inmigrantes acogidos en centros recuperaran la total libertad para desplazarse y muchos de
ellos desearan viajar a otros Estados distintos al Estado por el que han entrado en la UE y se encuentre el
centro de acogida, lo que pone de forma clara en riesgo el Tratado de Schengen.
El Consejo Europeo una vez más
resalta la necesidad de que la UE realice un control efectivo y conjunto de sus
fronteras exteriores, así como agilizar los procesos de retorno y readmisión de
inmigrantes, empero, no alude a ninguna
medida nueva que se vaya a tomar para ello. La UE, a través del Consejo, sigue
considerando que la única forma de frenar la entrada de inmigración es
colaborando con los países de origen,
mediante proyectos de ayuda al desarrollo y ayudas directas a los Gobiernos. Es
decir, la actual UE sigue siendo partidaria de pagar a las elites dirigentes de
los países de salida de inmigrantes hacia Europa, para que les impidan salir.
En línea con anterior, aunque no lo dice explícitamente, la UE da a entender que ha desbloqueado el
pago de otros 3000 millones de euros a Turquía para que impida la salida de
inmigrantes de su costa durante los años 2018-2019 y acoja a refugiados en
centros en su territorio, medida ya acordada en el 2016 y que hasta ahora tenía bloqueada el Gobierno de
Italia.
Respecto a inmigración, el último
Consejo Europeo, ha estado totalmente vacío
de contenido. Sobre uno de los problemas más graves en estos momentos de la UE,
sino el más grave, el Consejo ha querido dar una falsa imagen de unión, no
adoptando para ello ninguna medida que pudiera herir la sensibilidad de algún Estado
miembro. La propuesta del presidente del Consejo, el polaco Donald Tusk, de
crear “plataformas regionales de desembarco”, situadas fuera de
Europa, se estudiara, y mientras tanto seguirá habiendo los inoperativos
e ineficaces centros de acogida de inmigrantes de siempre. El Consejo resalta
la necesidad de fortalecer el control de las fronteras exteriores y de agilizar
los procesos de devolución de inmigrantes irregulares, pero no adopta ninguna
medida al respecto para no enfrentar a los Estados partidarios de frenar la
entrada de inmigración procedente del sur del Mediterráneo, con aquellos que
son partidarios de que la UE tenga una política migratoria de puertas abiertas,
lógicamente estos, son principalmente Estados del sur de Europa cuyas elites
dirigentes tienen estrechas relaciones económicas y empresariales con las
elites gobernantes de los países de origen de la inmigración, y por tanto, no están
a favor de incrementar la seguridad de sus fronteras, sino de dejar que la inmigración
pase a través de sus territorios hacia los Estados europeos a los que deseen
ir, porque tienen familiares, son mejores las ayudas sociales, o saben que hay
una diáspora que les dará apoyo.
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