Cien años después de la
denominada Gripe Española, la humanidad vuelve a sufrir las consecuencias de un
virus, el covid-19 que desde el Régimen comunista chino se ha propagado a nivel
mundial. Según los expertos, con diferencia a la Gripe Español, que provocaba
enfermedad grave en personas entre 20 y
40 años, el covid-19, ataca principalmente a ancianos y personas con otras patologías,
a los más débiles, a las personas con menos defensas. Dándose la particularidad y extrañez, siempre
según los expertos, de que sin saberse por qué a unas personas les causa una
enfermedad más grave que a otras. El covid-19 ha transformado nuestras
sociedades desarrolladas y modernas occidentales en selvas, volviendo dilemas
morales que ya parecían superados; pasando de un día para otro a un nivel de
inseguridad máximo, el causado por la amenaza de un virus del que uno no tiene
forma de protegerse, pues no se puede vivir aislado eternamente.
Si en un principio la Organización
Mundial de la Salud (OMS) recomendó que no se cerraran fronteras, por
considerarlo ineficaz, hoy casi todos los países del mundo están cerrando sus
fronteras y restringiendo de alguna forma el movimiento de personas a nivel nacional. A diferencia de lo que ocurrió con la Gripe Española que según los expertos su propagación
se debió principalmente al movimiento de tropas que se habían contagiado no se
sabe cómo, en el caso del covid-19 la propagación la han provocado viajes
internacionales de personas, que saliendo de China han logrado crear importantes focos en diferentes países, y de
ellos, se ha propagado al resto del mundo. En el caso de Europa,
inexplicablemente, Italia ha sido la principal zona de entrada del virus y posterior propagación
al resto de países europeos.
Los medios de comunicación además
de contribuir a crear alarma social, están favoreciendo que determinados
discursos se conviertan en los dominantes, en verdades absolutas y globales,
aunque haya claras informaciones que los
dan por equivocados o incluso falsos. Uno de ellos, es de intentar hacer creer
a la opinión pública, de que después de esto vendrá la paz
mundial, es decir, todo será
diferente, los que sobrevivan a las reglas de la selva, principalmente jóvenes,
vivirán en un mundo feliz. Nada más lejos de la realidad. Un mínimo
conocimiento de la naturaleza humana y de la política internacional, lleva a
pensar que superado el covid-19, los conflictos internacionales se
incrementaran, la desigualdad y la pobreza aumentaran. A igual que ocurre ahora
con las personas, luego pasara con los países, habrá países que se queden atrás.
España e Italia, cuyas economías estaban muy mal antes de la crisis, muy
probablemente sean dos de esos países, a cuyas economías les costara décadas recuperarse
de la crisis del covid-19. Se dice que la solución son los eurobonos, lo que
viene a ser que los Estados miembros más ricos de la UE contribuyan a pagar la
deuda pública del resto. Mutualización de la deuda pública, poco probable, pues
las elites de un país no pueden pedir y mucho menos exigir, que paguen sus
deudas nacionales mientras se comportan como competidores en la economía internacional.
Las alternativas serán las de siempre, la suspensión de pagos o la solicitud de
rescates, de la UE, del FMI, de ambos, rescates sometidos a condiciones por
aquellos que ponen el dinero o facilitan que ese dinero se mueva.
Inundar el piso de agua, para
hacer daño al de abajo y a la vez tener una justificación, es un conocido viejo
truco, muy utilizado históricamente en política. Difícil de probar pero fácil de
percibir. Fácil de percibir, porque el que lo hace, aunque sea de forma sutil,
debe reivindicarlo. Debe hacer propaganda para dar a conocer que es él, gobierno o grupo no gubernamental,
por ejemplo, un grupo terrorista, el que
lo ha hecho con unos determinados objetivos. Numerosas informaciones conducen a
pensar que han inundado el piso de arriba. Además, superada la crisis quedara claro quien
ha salido beneficiado de ella y a quien más perjudicado, añadiendo mucha luz
sobre lo ocurrido, y favoreciendo las
justas y necesarias consecuencias.
Como ocurre con todas
las crisis, unos se empobrecerán mientras otros se enriquecen. Como ocurre con
todas las crisis, serán los sectores más desfavorecidos, aquellos que tienen
menos defensas de todo tipo, los más afectados. A nivel global, como ocurrió
con el 11-S, esta crisis debe representar un punto de inflexión en las relaciones internacionales, debe poner fin al
proceso de globalización tal como hoy lo conocemos. El comunismo internacional
vuelve a ser una amenaza y debe ser interpretado como tal por las democracias
occidentales. La globalización no puede seguir siendo como hoy la conocemos,
por ejemplo, las democracias occidentales no pueden seguir teniendo abiertas sur fronteras a China y demás países
de su órbita como hasta ahora. A nivel
nacional, las elites dirigentes, han utilizado la crisis para convertir España
en una
selva, en la que el Estado de Alarma sea paraguas para cubrir y
justificar represión, violaciones de los
derechos humanos y atrocidades de todo tipo. No hay duda, las elites políticas
son las únicas responsables de lo que está pasando, y por tanto deberán pagar
por ello un elevado precio.
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