Un año muy importante en la historia de España es, sin
duda, 1982. En 1982 en la sociedad española se adoptarían posicionamientos
políticos que determinarían en gran medida su futuro. En mayo de 1982, gobernado Unión de Centro
Democrático (UCD), con Calvo Sotelo como presidente del Gobierno, España paso a
ser miembro de la OTAN. Entonces la
cultura de los españoles sobre política internacional, salvo entre las elites
intelectuales y algunos sectores universitarios, era muy baja y estaba muy
manipulada por los partidos políticos. Desde la izquierda se veía
mayoritariamente al Pacto de Varsovia como un defensor de sus ideas e
intereses. Una constatación de esa baja cultura, la tenemos en el hecho de que
en las elecciones generales de octubre
de 1982, el PSOE, con un claro posicionamiento anti-OTAN, gano por mayoría
absoluta, con el 48,11% de los votos, obteniendo 202 diputados, confirmándose
así, con la victoria de la izquierda, que la transición a la democracia era ya
una realidad. En el 86, el PSOE cambiaria de posicionamiento, a favor de la
permanencia de España en la OTAN, en el mismo sentido votaría la sociedad
española en el referéndum del 86. España decidía así con que bando se alineaba
durante los últimos años de la Guerra Fría.
En 1982, el mando militar de la OTAN, general
Bernard W. Rogers, en una entrevista sostenía que tener “paz con libertad” requería un gasto en Defensa del 4% del PIB, para así
no tener que recurrir a armamento nuclear para detener un posible ataque del
Pacto de Varsovia, entonces la principal
amenaza para las democracias europeas. En España, hoy el gasto en Defensa es muy inferior al 2%
exigido por la NATO. El ataque de unos parásitos chinos, el covid-19, ha
paralizado el país, declarando el Gobierno
el Estado de Alarma y como
consecuencia más de dos tercios de la población española se encuentra privada
de su libertad, de la libertad de movimiento, de la libertad de poder trabajar,
incluso de la libertad de poder elegir, no pudiendo muchos ciudadanos elegir
centro hospitalario y tratamiento para enfrentarse a la enfermedad que provoca
el covid-19. Hoy es una evidencia que
España ha descuidado su Defensa. La Estrategia de Seguridad Nacional recoge la
amenaza que representan posibles epidemias de origen desconocido. Dice al
respecto “Es necesario, además de reducir la vulnerabilidad de la población,
desarrollar planes de preparación y respuesta ante amenazas y desafíos
sanitarios”. Planes de preparación y respuesta, implica que el Gobierno debería
tener previsto el abastecimiento de determinados productos y medicamentes, bien
mediante contratos con empresas o previendo la rápida transformación de
empresas nacionales. Pero no es así. El Gobierno ha hecho una solicitud a la
NATO para pedir material con el que luchar contra los parásitos chinos, contra
el coronavirus.
La petición oficial del Gobierno de Sánchez a la NATO,
evidencia una vez más que el PSOE sufre una grave confusión ideológica. Tener
en el Gobierno como principal socio político y aliado a Unidas Podemos, a un partido de la órbita del comunismo
internacional, de la órbita del Régimen comunista chino. Tener como aliado a un
partido cuyo secretario general y vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias,
popularmente conocido como “el coletas”, el cual hasta hace dos días hacia propaganda
anti-ONTAN, a través de la televisión pública iraní, Hispan TV, y acudir a la
NATO a pedir ayuda implica que el actual Gobierno de España no tienen claro
donde quiere situar a España en la política internacional.
No solo ha fallado la
Estrategia de Seguridad Nacional, es decir, la política de Defensa, sino que
parece que los científicos españoles, y en concreto los epidemiólogos, han
pasado a ser mayoritariamente unos parásitos, ¿Pues qué han hecho desde la
crisis del SARS de 2002? Han descubierto algo; han propuesto algún tipo de
medidas, por ejemplo, de stocks y abastecimiento de material sanitario y
medicamentos o únicamente se han dedicado a amenazar y crear alarma social.
Las democracias
occidentales, aquellas que forman parte de la NATO, no pueden aceptar que
las libertades de los ciudadanos se vean
reducidas por la amenaza de un parasito chino, el covid-19. Primero, porque
limitar las libertades de los ciudadanos
el sector social al que pertenezca supondrá un fuerte coste político, un fuerte
desgaste para sus sistemas democráticos. Aunque se quiera hacer recurriendo al
gracioso eslogan de “Quédate en casa” , es difícil saber cuánto se puede
aguantar esta situación comportándose los ciudadanos de forma pasiva y
pacífica, es decir, sin que se produzcan altercados sociales violentos. Los
gobiernos, y en concreto en España, intentan generar conformismo y resignación
en la sociedad ante esta situación de represión generándose una fuerte alarma
social y comprometiéndose el Gobierno a que el Estado pagara todo, perdidas de
empresas, los salarios de trabajadores que vayan de forma temporal al paro,
etc. Pero todo el mundo sabe, que por mucho que se aumente la deuda
pública, lo que se gaste hoy supondrá
menos gasto mañana. Además, las democracias occidentales tienen sistemas económicos
capitalistas, cuyo principal motor es el consumo. Parar a más de dos tercios de
la población supondrá pérdidas para muchas empresas; muchas cerraran, algunos
empresarios cambiaran de actividad, y todo ello muy probablemente provocara que
crezca el paro. No se puede permitir que la amenaza de un parasito chino cambie
nuestro estilo de vida, nuestro modelo social, político y económico, las
democracias occidentales deben reaccionar.
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