Recurriendo al Estado de
Alarma el presidente Sánchez anuncio ayer que va a incrementar
la represión sobre los ciudadanos. Solo aquellos sectores a
los que el Gobierno consideras esencial para sus intereses tendrán reconocidos
todos sus derechos fundamentales y constitucionales, al resto se les limitaran,
privándoles de derechos como el derecho a trabajar y a la libertad de circulación, anulándose así
por completo las vidas de estas personas, quedando reducidas a estar recluidos
en sus lugares de residencia.
Sin ser experto en derecho, es
evidente que el Gobierno de España está haciendo una lectura muy ampliada de las
posibilidades que concede la declaración del Estado de Alarma. Una lectura, muy
probablemente, inconstitucional, pues discrimina a unos ciudadanos de otro en función
de percepciones totalmente subjetivas. Disfrutaran de todos sus derechos
constitucionales aquellas personas que el Gobierno socialcomunista considera
que realizan funciones esenciales para sus intereses, intereses que amplios
sectores de la sociedad ya consideran que no coincide con el interés general,
pues consideran que este debe ser el mantenimiento de la actividad económica. El Estado de Alarma tiene sentido para que el
Gobierno pueda garantizar el orden público o el funcionamiento de servicios públicos
o actividades económicas imprescindibles para los ciudadanos y el normal
funcionamiento del Estado. Pero Sánchez, está haciendo todo lo contrario, en
nombre de la protección de la salud pública está impidiendo el normal
funcionamiento de la actividad económica y los servicios públicos. Además, al
anular de forma descarada la igualdad entre ciudadanos, está creando caldo de
cultivo para que afloren comportamientos
que pongan en peligro el orden público.
Es difícil saber que persigue
el presidente Sánchez con todo esto, con la declaración del Estado de Alarma y
el resto de medidas, pero todo indica, que está favoreciendo el principal
objetivo político de sus socios de Gobierno, Unidas Podemos, quebrar el actual
modelo social, político y económico. En
sus comparecencias ante los medios de comunicación, una y otra vez, el
presidente Sánchez ha intentado justificarse afirmando que el Estado de Alarma
y demás medidas que ha adoptado son para proteger la salud pública y
particularmente la salud de los sectores más vulnerables, gente de elevada edad
y con otras patologías graves, ante la
amenaza del covid-19. Pero los hechos dados a conocer por los medios de comunicación, echan por tierra dicho argumento. El Estado
de Alarma no disminuye la vulnerabilidad de ancianos y enfermos frente al
coronavirus sino que la incrementa. El Estado de Alarma está sirviendo para que
muchos ancianos y enfermos sean tratados
de forma abusiva, injusta e inhumana. Aislados de sus familiares, anulados sus
derechos a elegir médico, centro hospitalario o tratamiento, dejando en muchas
ocasiones que mueran en condiciones totalmente indignas. Sánchez ha recurrido
al Estado de Alarma para poder incrementar la represión contra concretos
sectores de la sociedad, contra los sectores más débiles. Siendo utilizado a la
vez, como dan a conocer numerosos hechos difundidos por los medios de comunicación,
para justificar y encubrir violaciones de los derechos humanos o incluso
posibles asesinatos, pues se están certificando muertes por coronavirus sin realizar ningún
tipo de autopsia e investigación sobre si la persona recibió el adecuado
tratamiento por parte del personal sanitario o no.
Sánchez ha restringido los
derechos constitucionales de los ciudadanos que no gocen de la protección del
Gobierno o sean por su actividad económica, imprescindibles. Esto último no es
algo nuevo. Los nazis perdonaron la vida a muchos judíos que les eran útiles. Sánchez,
ha creado en España un régimen totalitario, al estilo de la URSS. Sánchez está
favoreciendo que el comunismo internacional, representado en España por Unidas
Podemos, nos ataque, ataque nuestra democracia, nuestro estilo de vida, y sobre
todo, nuestro sistema económico. Sánchez quiere crear conformismo y resignación
entre aquellos sectores sociales que perciben de forma clara lo que está
pasando, mandando el mensaje de que el Estado pagara todo lo que haga falta,
pero al encontrarse con la dura realidad, de que el dinero público es el que
es, recurre a la figura del enemigo exterior, del chivo expiatorio, responsabilizando
de lo que ocurre a la Unión Europea y amenazándola, como en su momento hizo el expresidente
griego, Alexis Tsipras. Pero todos sabemos cómo acabo la historia de
Tsipras. El socialismo está hoy más débil que nunca en la UE y a no ser que
Sánchez esté pensando en proponer que España abandone la UE, para entrar
totalmente en la órbita del comunismo internacional, sus amenazas no tendrán recorrido.
El presidente Sánchez está favoreciendo que muchos ciudadanos no solo sean
objeto de represión, sino también de un trato inhumano, de violaciones de
derechos humanos, permitiendo que se produzcan ya muchas muertes sin una clara explicación
científica. No hay nada más detestable que la utilización de la
mentira para justificar represión, violaciones de los derechos humanos, o
incluso encubrir asesinatos. El Gobierno de España necesita
una urgente y amplia purga. Sí el Poder Judicial no pone remedio a la inconstitucional,
represiva y abusiva situación creada por el presidente Sánchez, los ciudadanos tendrán
que recurrir a otras formas de justicia.
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