jueves, 23 de febrero de 2017

UN PODER JUDICIAL SOMETIDO A LA CASA REAL, DEJA EN LIBERTAD A URDANGARIN.

Después de 5 años de instrucción e investigaciones policiales, 5 meses de juicio oral, y otros 8 meses de reflexión del tribunal para emitir sentencia, el juicio por el caso Nóos se ha cerrado, pendiente de recursos a instancias superiores, sin que nadie entre en la cárcel.  La Audiencia Nacional de Palma de Mallorca ha dejado a Inaki Urdangarin en libertad sin fianza, a la espera que recurra ante el Tribunal Supremo la sentencia que le condena a seis años y tres meses por el caos Nóos. Además, las tres juezas que han juzgado el asunto, Samantha Romero, Eleonor Moyà y Rocío Martín, consideran que Urdangarin podrá seguir viviendo en Suiza, debiendo presentarse ante la  autoridad judicial suiza el día primero de cada mes. Cuando un personaje que ocupa un rol importante, de poder,  en la sociedad española, es condenado por un delito económico se habla siempre de lo mismo, de que se imponen  condenas desproporcionadas. Tal vez, en algún caso, pero también es cierto que los de arriba solo se manchan las manos para recoger dinero. Siendo importante recordar, que Al Capone fue a la cárcel por un delito fiscal, a pesar de que las autoridades americanas, su gente, y sus enemigos sabían que él era el jefe y por tanto responsable de numerosos crímenes.

¿Sorprende la decisión de las juezas? No. Hay que tener en cuenta que se estaba juzgando a una persona, Inaki Urdangarin,  que tiene el apoyo público de una familia, La Casa Real de Borbón, a la que la Constitución Española le dedica un título, el Titulo II. Estamos hablando de una persona que cometía delitos gracias al respaldo de una familia que ocupa la Jefatura del Estado; estamos hablando de una persona que tiene el apoyo público de una familia que ostenta el mando supremo de las Fuerzas Armadas y en nombre de cuya cabeza visible, el Rey, el Poder Judicial administra justicia. 

La sentencia del caso Nóos, aunque descarada, no nos sorprende. Desde que empezó la instrucción en el 2010, ha transcurrido mucho tiempo, suficiente para que la Casa Real la pudiera cocinar  de forma beneficiosa para Urdangarin. Desde el 2010 aunque no ha bajado el precio de la luz, sino subido, ha llovido mucho en España, han pasado muchas cosas importantes y significativas. Recuerdo algunas : El ex presidente de la Generalidad de Cataluña,  Jordi Pujol, ha reconocido que había ocultado a la Hacienda Pública, durante 34 años, una importante cantidad de dinero, todo ello acompañado con la implicación de sus hijos en numerosos asuntos judiciales todavía por juzgar. Durante este tiempo, el independentismo catalán ha tomado forma, presionando al Gobierno de España con la realización de un referéndum secesionista. Historia que no sabemos cómo acabara pues hay numerosos indicios de que el presidente Rajoy está intentando aprender catalán en la intimidad, con reuniones secretas con el actual presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, seguramente para poder logar algún pacto como los que logro el expresidente Aznar. Y también durante este tiempo el mapa político español se ha fraccionado, surgiendo dos nuevos partidos de dimensión nacional, Ciudadanos y Podemos, dificultando la gobernabilidad de España. Curiosamente, el juez que debía presidir el tribunal encargado de juzgar el caso Nóos, Pero Yllanes Suárez, dejo la judicatura para pasar a ser diputado nacional por Podemos, ocupando su puesto la juez   Samantha Romero. 

Si leemos, no la sentencia que han emitido  las tres señoritas que constituían el Tribunal, sino el sumario, o sea,  la instrucción que provoco el juicio, llegamos a la fácil conclusión de que Inaki Urdangarin ha contribuido de forma clara a dos cosas. Primera, a desacreditar la Monarquía, el Poder Judicial, y la imagen exterior de España. Los hechos relatados en el sumario dejan claro dos cosas. Primera, que es imposible que Urdangarin realizara ningún tipo de actividad sin que se enterara la Casa Real. Segunda, que lograba contratos con la Administración, por servicios que no prestaba o sobrevaloraba, gracias a ser quien era, gracias a contar con el apoyo de la familia que ocupa la Jefatura del Estado. El Poder Judicial ha quedado también desacreditado, quedando claro que en España no se administra justicia en nombre del Rey, sino que la Casa Real ejerce un  total control sobre la justicia española, anulando el Estado de Derecho, y privándola de independencia e imparcialidad. Urdangarin también ha contribuido a desacreditar la imagen exterior de la democracia española, dañando uno de sus pilares fundamentales, el principio  de igualdad ante la ley, al dar a conocer que aquellos que disfrutan del respaldo de la Casa Real pueden actuar al margen de la legalidad vigente, con total impunidad,  sin temer consecuencias de ningún tipo. Además, Urdangarin ha aportado una razón más para que no se pueda hacer una reforma importante de la actual Constitución Española. La sentencia del caso Nóos representa una clara tomadura de pelo a todos los españoles y ello va a provocar, que hoy más que ayer, en España haya una mayoría no monárquica.

Hoy el presidente Rajoy, en una rueda de prensa, ha dicho dos cosas que me parecen interesantes, mención de recordar y analizar. Ha dicho “Hay que respetar las decisiones de los tribunales” “Si no se cumplen las reglas acabaremos teniendo un problema”. Las decisiones de los tribunales hay que respectarlas cuando estas son justas, cuando los tribunales respectan el principio de igualdad ante la ley y los jueces emiten sus sentencias dentro del marco de la legalidad vigente. Si no es así, como ocurre en muchas ocasiones en España, las decisiones de la justicia hay que criticarlas y denunciarlas allí donde proceda, tanto a nivel interno como internacional. Por otro lado, comparto con el presidente Rajoy su afirmación de que si no se respectan las reglas de juego propias de toda democracia España va a tener más de un problema. Por eso, sería importante que las elites dirigentes españolas antes de ordenar sobrepasar importantes límites,  recordaran el pasado. Recordaran,  entre otras cosas,  que ya hubo una   época en la que España estuvo, en importantes aspectos, aislada de las principales democracias occidentales, para así no volver a caer en los mismos errores.

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