Lo que está ocurriendo en
Cataluña no tiene nada que ver ni con la libertad ni con la democracia, y sí
mucho con el poder. Excepto tal vez el
Vaticano, ningún otro Estado existe por
gracia de Dios, sino porque sus elites en un momento dado han tenido suficiente
poder para hacer respectar sus fronteras. La sedición no es un juego, es un
hecho grave en cualquier tipo de estado. En cualquier democracia occidental si
ocurre lo que ha ocurrido el 1-O en Cataluña sus máximos responsables hubieran
sido detenidos, y sí tenían la suerte de
ir al juzgado, seguramente el juez les diría “Si quieren la independencia vayan
al monte, pero payasadas no”. Es insólito que Trapero siga siendo el mando de
los Mossos d´Esquadra, y también es insólito que Puigdemont siga siendo el
presidente de Cataluña. Las detenciones de los
presidentes de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, respectivamente,
Jordi Sànchez y Jordi Cuixart y su ingreso en prisión es lógica, lo que
no es lógico es que Puigdemont y Trapero no les estén acompañando.
Puigdemont está
intentando adoptar el conocido rol histórico de Poncio Pilato, es decir,
responsabilizar al pueblo de las decisiones que están tomando las elites
dirigentes de Cataluña. Quiere dar cobertura a sus decisiones bajo el paraguas de que hay un mandato popular que surgió del referéndum
celebrado el pasado 1-O. Intenta evitar las consecuencias judiciales que puedan provocar
sus decisiones responsabilizando de ellas al pueblo, sin lugar a dudas, un
comportamiento político muy cobarde. Según los expertos la pantomima del proceso independentista va a
provocar empobrecimiento en Cataluña. Cuando ello se produzca, como se
justificara Puigdemont, tal vez les diga a los ciudadanos “He hecho lo que
vosotros querías, he seguido el mandato popular”.
España es un país
muy politizado y con un elevado porcentaje de alineamiento político. En España
no se produce ni una solo manifestación espontánea. Ni siquiera los
trabajadores, ni los estudiantes, lo hacen de forma espontánea sino liderados por
unos sindicatos muy politizados. La sociedad catalana ha sido impulsada hacia el independentismo
porque así lo decidieron las elites nacionalistas catalanas. El proceso
independentista no ha sido espontaneo sino liderado por aquellos que Gobernaban
Cataluña. ¿Para qué? ¿Si no están dispuestos a enfrentarse a los poderes del
Estado para que lo han puesto en marcha?.
Numerosos
hechos dan a entender que el proceso independentista ha sido impulsado por
sectores monárquicos en complicidad con las elites nacionalistas burguesas
catalanas para crear una situación política y social que permita que la Corona,
el rey Felipe VI, haga una demostración de poder en Cataluña, sometiendo a la
sociedad catalana recurriendo a la fuerza de los militares. Actuando estos
amparados, de forma clara o sutil, en el artículo 8º de la Constitución. Es por
ello que la actuación del Poder Judicial me parece acertada y correcta, aunque
demasiado tarde. La sociedad española no
se merece las elites políticas que tiene, pues son las elites políticas con sus
interesadas complicidades con la Jefatura del Estado, las que están permitiendo y favoreciendo que España sea
objeto de un proceso de desestabilización política. A muchos de ellos habría que
cerrarles ya la boca.
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