“El hombre es un ser social por naturaleza”,
lo dijo Aristóteles ya hace muchos siglos, lo siguen sosteniendo hoy los
antropólogos y sociólogos de nuestra época. Vivir en sociedad es un rasgo
universal del ser humano. El hombre tiene tendencia a buscar protección, ayuda
y compañía en otros seres humanos; el hombre tiene tendencia a cooperar con
otros hombres para dar solución a sus problemas, construyendo lo que conocemos como sociedad. El sistema económico
capitalista occidental se basa principalmente en dos elementos. El afán de
lucro, la tendencia a enriquecerse, y el
consumo, es decir, hay personas que deciden invertir su dinero y trabajo en
satisfacer las necesidades de otros, consumidores, para así obtener beneficios.
Está demostrado que realizar ejercicio físico, practicar un deporte o
simplemente caminar, es muy bueno para la salud.
El confinamiento, daña de
forma importante los sistemas económicos de las democracias occidentales, pues
reduce de forma drástica el consumo, desmotivando enormemente el afán de lucro, pues la situación de
confinamiento reduce las posibilidades y facilidades para realizar nuevas
inversiones. Como en toda crisis, habrá inversores que aprovechen esta para
hacerse más ricos, pero serán una minoría que busque, sobre todo, especular a
corto plazo, por ejemplo, fabricando material sanitario o aprovechándose de las
necesidades de la gente. El confinamiento también es malo para la salud. Obligar
a la gente a que no salga de sus casas, impedirle que pueda ir al campo, hacer
deporte, pasear, etc., contradice los
planteamientos médicos defendidos hasta ahora. El confinamiento es muy dañino
para las sociedades occidentales, a pesar de ello, la necesidad de confinamiento
se ha impuesto como un pensamiento único en la gran mayoría de los gobiernos
occidentales. Los gobiernos occidentales consideran que la única respuesta frente al covid-19 es
el confinamiento, con el fin de lograr distanciamiento social.
Independientemente de que el confinamiento, destinado a lograr distanciamiento
social, sea o no la única y mejor respuesta
frente al covid19, tengo mi opinión, pero no voy a entrar a valorarlo,
es evidente que los gobiernos occidentales se ha convertido así en cómplices
del covid-19, favoreciendo que este virus de origen chino imponga cambios en la
forma de vivir de las poblaciones de las sociedades occidentales, paralizando
casi por completo la actividad económica.
¿Es realmente el confinamiento
eficaz? ¿No hay alternativa al confinamiento? No son preguntas sin respuesta,
sino preguntas que en estos momentos no se plantean en las sociedades
occidentales. El confinamiento se ha
impuesto como la moda dominante, adoptada por muchos gobiernos occidentales como única
solución para combatir el covid-19 y aceptada como tal por sus
sociedades. Nadia habla, o se habla muy poco, de los costes del confinamiento.
Para la salud, pues muchas personas a la que ayer su médico le recomendaba que
salieran todos los idas a dar un largo paseo, hoy se ven obligadas por su
gobierno a quedarse en casa. O para la economía, la total parálisis de una
elevado porcentaje de la actividad económica va a provocar destrucción de
empleo, vertiginoso incremento del desempleo, falta de recursos en los
gobiernos para garantizar los servicios
públicos y prestaciones sociales como consecuencia de una importante disminución
de la recaudación fiscal, lo que lógicamente hará crecer deudas públicas y
déficits. O para la vida en general, pues la vida de muchas personas ha quedado
reducida a comer y dormir, privados de su deseo de mantener algún tipo de
relaciones sociales, debido a las
medidas represivas que ha impuesto su gobierno, supuestamente para proteger su
salud. Eso sí, hay una serie de personas que gracias a su rol social, por ser
dirigentes políticos, personal sanitario, policías, militares, etc, al ser considerados
por su gobierno imprescindibles, siguen
disfrutando de una vida muy parecida a la de antes de la amenaza del covid-19,
supuestamente para garantizar la supervivencia y proteger la salud de los que
son privados de libertad, de la posibilidad de tener una vida como a la que
hasta ahora tenían.
El confinamiento se ha
impuesto como la moda dominante no cuestionable, y hay dos claros responsables.
Primero, un conjunto de expertos, que liderados por la Organización Mundial de
la Salud (OMS), consideran e imponen que el confinamiento es la única solución
posible para combatir el virus covid-19. Y en segundo lugar, unos medios de comunicación que
contribuyen a fortalecer la opinión de esos expertos y a incrementar la alarma social creada por el
virus de origen chino, covid-19. Asuntos, como el cambio climático, diferentes
conflictos armados, la inmigración económica y el desplazamiento de refugiados, y otros muchos, que ayer eran
considerados graves problemas, hoy los medios los ignoran o los tratan de una
forma muy superficial y secundaria. Aún más, los medios ya apenas dedican
espacios a la evolución de las investigaciones científicas el virus, a posibles
vacunas o tratamientos, este tema también ha pasado a ser en gran medida
silenciado, en beneficio de imponer como la única solución a la amenaza del
covid-19, el confinamiento. El Fondo Monetario Internacional acaba de dar a
conocer que prevé que en
España el Producto Interior Bruto caiga un 8% este año y el paro suba hasta 20,8%.
La solución nunca puede ser más costosa
que el problema, y hasta ahora todo indica que lo es.
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