A igual que ocurre con la vida
de las personas, hay decisiones y hechos que afectan al futuro de los países de
forma inevitable. Con el presente siglo las principales democracias
occidentales se han subido a un tobogán ideológico de decadencia, cuyo descenso
todo apunta que todavía no ha llegado a su final. Una decadencia que si bien no
afecta todos los países con la misma intensidad ni rapidez, si tienen
manifestaciones comunes. Crisis economía, cuestionamiento del Estado de
Bienestar, sutil reducción de derechos,
sobre todo en el ámbito laboral, pérdida de calidad de vida, incremento de inseguridad,
la amenaza del terrorismo islamista,
incapacidad para dar una solución al problema de la migración, y ahora la
emergencia sanitaria causada por el ataque de un virus chino, son fenómenos que
afectan en el presente siglo de forma negativa y en diferente grado a todas las
democracias occidentales.
La crisis del covid-19 ha
hecho realidad, en mayor o menor medida, en las democracias occidentales
europeas el mundo descrito en la novela “1984”, de George Orwell. La sociedad orwelliana es una
realidad principalmente en tres aspectos. Uno, se ha incrementado la
vigilancia, que antes ya existía, invadiendo de forma importante la privacidad
de los ciudadanos, estos ya dudan de tenerla incluso dentro de sus hogares
debido a la utilización que se permite o incluso hace desde el Estado de las nuevas tecnologías. Dos, la
mentira ha pasado de forma descarada a ser utilizada para justificar decisiones
políticas que implican represión, reducción
de derechos de los ciudadanos, cuando no encubiertas violaciones de los
derechos humanos. Tercera, el conformismo. A igual que en la sociedad orwelliana, los
ciudadanos están aceptando dicha situación sin oponer resistencia, o siendo
esta anecdótica y mínima.
En la Unión Europea, ayer los
gobernantes se veían incapaces de combatir la amenaza del terrorismo islamista,
de controlar las fronteras y aceptar solamente una migración regular, o de mantener
el Estado de Bienestar. Hoy, además, no
solo se sienten incapaces también de
hacer frente al ataque por un virus de
origen chino, sino que utilizan la situación de emergencia sanitaria que
provoca para ejercer represión contra los ciudadanos y privarles de importantes
derechos fundamentales. Los Estados miembros de la zona euro, reconocieron ayer
en la reunión del Eurogrupo, que la
crisis causada por el covid-19 tendrá un elevado coste, a la que los muchos
estados no podrán hacer frente de forma solitaria. Pero no han aceptado la mutualización
de las deudas públicas, como solicitaban los estados más endeudados, como Italia
y España, sino que acordaron poner una
línea de préstamos, por un importe de 540.000 millones de euros, a disposición de los Estados que los
soliciten, y cuya condicionalidad y
posible utilización final todavía no está clara. Por el momento, nada se ha
dicho a nivel de la Unión Europea, sobre que pasara con los Estados miembros que
todavía no forman parte de la zona euro, algunos de ellos, como Polonia, Hungría,
Rumania, y Bulgaria, con graves
problemas económicos antes de la actual crisis, todo hace presagiar que también
necesitaran planes de financiación extraordinaria.
La decisión del Eurogrupo puede parecer una muestra de fortaleza, pero no lo es,
es una respuesta simplemente económica a
una situación de decadencia política.
Las instituciones de la Unión Europea, de una de las zonas más ricas y desarrolladas del
mundo, han sido incapaces, cuando no han
favorecido con determinadas decisiones, está por determinar, que el virus chino,
entrando principalmente por Italia, lograra contagiar a todos los Estados
miembros, creando una crisis sanitaria sin precedentes.
España, es uno los Estado europeos,
en el que la situación de la crisis creada por el covid-19 es más grave, no
solo por el número de contagiados y muertos que está provocando, colapsando los
centros hospitalarios, sino por las medidas adoptadas por el Gobierno de
Sánchez y las consecuencias que estas están provocando y provocaran. La política nazi de dividir la sociedad entre útiles e
inútiles, que tanto rechazo genero a nivel internacional y en la propia
sociedad alemana, el presidente Sánchez la ha logrado imponer en España
mediante una muy probable inconstitucional aplicación del estado de alarma,
dividiendo la sociedad entre esenciales, considerados por el Gobierno imprescindibles para sus intereses, y los que
deben reducir su vida a poco más que comer y dormir. ¿Tendrá Sánchez ya
previsto algún destino especial para estos últimos, como Hitler hizo con
aquellos que considero no útiles para su proyecto político? Tanto a nivel
español como europeo, una vez más se pone de relieve que, recurriendo a un símil
futbolístico, atacan juntos, pero luego no bajan a defender, es decir, atacan
juntos pero no defienden juntos. Algo lógico, en el ataque esta la alegría, en
la defensa, el esfuerzo.
Como siempre,
atacan juntos pero no defienden juntos. Sánchez ha logrado un amplio apoyo de
los partidos políticos con representación en el Congreso de los Diputados para mantener
el estado de alarma hasta el 26 de abril, y así poder seguir ejerciendo represión
y privando a los ciudadanos de derechos fundamentales en función de su rol
social y una falsa defensa de la salud y la seguridad, pero cuenta con muy poco consenso para sus medidas económicas, lo que dificultara su
aplicación. La derecha que apoya a Sánchez en la represión, parece ser que esto
beneficia sus intereses, por el momento
le niega el apoyo para aprobar unos nuevos Presupuestos Generales del Estado,
llamados por el presidente Sánchez de reconstrucción,
y que intenta aprobar proponiendo unos pactos similares a los Pactos de la
Moncloa, cuyo contenido se desconoce, pero que
se supone que al igual que los de la Transición, también incluirán importantes
acuerdos tácitos. Lo mismo ocurre a nivel Unión Europea, sus políticas,
permitieron, cuando no favorecieron, está por determinar, la actual crisis, pero
será cada Estado el que deberá de hacerle frente dependiendo de su capacidad de
recaudación, financiación y endeudamiento, no aceptando emisión de eurobonos,
es decir la mutualización de las deudas públicas. Europa ya ha sufrido las dramáticas
y costosas consecuencias de dos guerras mundiales, dicen que no hay dos sin
tres, y todo indica que la UE está cogiendo cartas para que así sea.
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