viernes, 10 de abril de 2020

CRISIS COVID-19, COMO SIEMPRE, ATACAN JUNTOS PERO NO DEFIENDEN JUNTOS.


A igual que ocurre con la vida de las personas, hay decisiones y hechos que afectan al futuro de los países de forma inevitable. Con el presente siglo las principales democracias occidentales se han subido a un tobogán ideológico de decadencia, cuyo descenso todo apunta que todavía no ha llegado a su final. Una decadencia que si bien no afecta todos los países con la misma intensidad ni rapidez, si tienen manifestaciones comunes. Crisis economía, cuestionamiento del Estado de Bienestar, sutil reducción  de derechos, sobre todo en el ámbito laboral, pérdida de calidad de vida, incremento de inseguridad,  la amenaza del terrorismo islamista, incapacidad para dar una solución al problema de la migración, y ahora la emergencia sanitaria causada por el ataque de un virus chino, son fenómenos que afectan en el presente siglo de forma negativa y en diferente grado a todas las democracias occidentales.

La crisis del covid-19 ha hecho realidad, en mayor o menor medida, en las democracias occidentales europeas el mundo descrito en la novela “1984”, de  George Orwell. La sociedad orwelliana es una realidad principalmente en tres aspectos. Uno, se ha incrementado la vigilancia, que antes ya existía, invadiendo de forma importante la privacidad de los ciudadanos, estos ya dudan de tenerla incluso dentro de sus hogares debido a la utilización que se permite o incluso hace desde  el Estado de las nuevas tecnologías. Dos, la mentira ha pasado de forma descarada a ser utilizada para justificar decisiones políticas que implican represión,  reducción de derechos de los ciudadanos, cuando no encubiertas violaciones de los derechos humanos. Tercera, el conformismo. A  igual que en la sociedad orwelliana, los ciudadanos están aceptando dicha situación sin oponer resistencia, o siendo esta anecdótica y mínima.  

En la Unión Europea, ayer los gobernantes se veían incapaces de combatir la amenaza del terrorismo islamista, de controlar las fronteras y aceptar solamente una migración regular, o de mantener el Estado de Bienestar. Hoy, además,  no solo se  sienten incapaces también de hacer frente al ataque por un virus  de origen chino, sino que utilizan la situación de emergencia sanitaria que provoca para ejercer represión contra los ciudadanos y privarles de importantes derechos fundamentales. Los Estados miembros de la zona euro, reconocieron ayer en la reunión del  Eurogrupo, que la crisis causada por el covid-19 tendrá un elevado coste, a la que los muchos estados no podrán hacer frente de forma solitaria. Pero no han aceptado la mutualización de las deudas públicas, como solicitaban los estados más endeudados, como Italia y España, sino que acordaron poner una línea de préstamos, por un importe de  540.000 millones de euros,  a disposición de los Estados que los soliciten, y  cuya condicionalidad y posible utilización final todavía no está clara. Por el momento, nada se ha dicho a nivel de la Unión Europea, sobre que pasara con los Estados miembros que todavía no forman parte de la zona euro, algunos de ellos, como Polonia, Hungría, Rumania, y  Bulgaria, con graves problemas económicos antes de la actual crisis, todo hace presagiar que también necesitaran planes de  financiación extraordinaria. La decisión del Eurogrupo puede parecer una muestra de fortaleza, pero no lo es, es una  respuesta simplemente económica a una situación  de decadencia política. Las instituciones de la Unión Europea, de  una de las zonas más ricas y desarrolladas del mundo,  han sido incapaces, cuando no han favorecido con determinadas decisiones, está por determinar, que el virus chino, entrando principalmente por Italia, lograra contagiar a todos los Estados miembros, creando una crisis sanitaria sin precedentes.

España, es uno los Estado europeos, en el que la situación de la crisis creada por el covid-19 es más grave, no solo por el número de contagiados y muertos que está provocando, colapsando los centros hospitalarios, sino por las medidas adoptadas por el Gobierno de Sánchez y las consecuencias que estas están provocando y provocaran. La política nazi de dividir la sociedad entre útiles e inútiles, que tanto rechazo genero a nivel internacional y en la propia sociedad alemana, el presidente Sánchez la ha logrado imponer en España mediante una muy probable inconstitucional aplicación del estado de alarma, dividiendo la sociedad entre esenciales, considerados por el Gobierno  imprescindibles para sus intereses, y los que deben reducir su vida a poco más que comer y dormir. ¿Tendrá Sánchez ya previsto algún destino especial para estos últimos, como Hitler hizo con aquellos que considero no útiles para su proyecto político? Tanto a nivel español como europeo, una vez más se pone de relieve que, recurriendo a un símil futbolístico, atacan juntos, pero luego no bajan a defender, es decir, atacan juntos pero no defienden juntos. Algo lógico, en el ataque esta la alegría, en la defensa, el esfuerzo.  

Como siempre, atacan juntos pero no defienden juntos. Sánchez ha logrado un amplio apoyo de los partidos políticos con representación en el Congreso de los Diputados para mantener el estado de alarma hasta el 26 de abril, y así poder seguir ejerciendo represión y privando a los ciudadanos de derechos fundamentales en función de su rol social y una falsa defensa de la salud y la seguridad, pero cuenta con muy  poco consenso para sus  medidas económicas, lo que dificultara su aplicación. La derecha que apoya a Sánchez en la represión, parece ser que esto beneficia sus intereses,  por el momento le niega el apoyo para aprobar unos nuevos Presupuestos Generales del Estado, llamados por el presidente Sánchez  de reconstrucción, y que intenta aprobar proponiendo unos pactos similares a los Pactos de la Moncloa, cuyo contenido se desconoce, pero que  se supone que al igual que los de la Transición, también incluirán importantes acuerdos tácitos. Lo mismo ocurre a nivel Unión Europea, sus políticas, permitieron, cuando no favorecieron, está por determinar, la actual crisis, pero será cada Estado el que deberá de hacerle frente dependiendo de su capacidad de recaudación, financiación y endeudamiento, no aceptando emisión de eurobonos, es decir la mutualización de las deudas públicas. Europa ya ha sufrido las dramáticas y costosas consecuencias de dos guerras mundiales, dicen que no hay dos sin tres, y todo indica que la UE está cogiendo cartas para que así sea.

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