domingo, 26 de abril de 2020

CRISIS COVID-19: ESPAÑA PASA A TENER UN SOCIEDAD MADE IN CHINA.


En el  Mundo occidental hemos  vivido décadas preocupados por la amenaza nuclear,  pero ha sido un  agente biológico de origen chino, el covid19  el que nos ha puesto  en jaque, provocando enfermedad, muertes y  alterando nuestra forma tradicional de vida. Aquí, en España, desde el pasado 15 de marzo (15-M), con la entrada en vigor del estado de alarma declarado por el Gobierno de Sánchez, la sociedad ha pasado a vivir en un país que podríamos definir como Made in China: Por nuestra sociedad se propaga un virus identificado como de origen chino, lo que quiere decir algo de Perogrullo, que solo pudo salir de China,  y el Gobierno ha adoptado medidas sin precedentes, como el confinamiento de personas sanas, un uso habitual de mascarillas y el distanciamiento social, adoptadas por primera vez en el mundo por el Régimen comunista chino. Está claro, que China está utilizando su influencia  sobre la Organización Mundial de la Salud, y sus relaciones exteriores, su  influencia sobre algunos gobiernos occidentales, para poner de moda sus medidas represivas, de discutida legalidad en las democracias occidentales, como es el  aislamiento de personas sanas, en las que no se ha diagnosticado la enfermedad,  para que estas no se puedan contagiar.

El Gobierno de Sánchez se ha atrevido a imponer en España medidas que no se habían impuesto en ningún país desde que se descubrió el tratamiento para curar la lepra y que las elites dirigentes españolas no se habían atrevido a imponer para combatir el dañino VIH, es decir, la enfermedad del sida, aun en nuestra sociedad. Recordemos como hemos llegado a la actual situación Made in Cina: El pasado 24 de enero, el Gobierno del Régimen comunista chino, puso en cuarentena varias ciudades, por una epidemia de coronavirus, por ejemplo, aisló la ciudad de Wuhan, de 11 millones de habitantes. Pero hoy sabemos, que a pesar de ello el virus logro seguir saliendo de China propagándose por los países occidentales y el resto del mundo. El 30 de enero, la Organización Mundial de la Salud, declara la emergencia sanitaria internacional por covid-19, pero no recomienda el cierre de fronteras, lo que favorece que el virus siga saliendo de China hacia Europa y otros países del mundo. El 31 de enero, Estados Unidos veta la entrada en dicho país de ciudadanos que hayan estado recientemente en China. En la Unión Europea se sigue sin tomar ninguna medida al respecto, favoreciendo que el virus siga entrando en su territorio. El 11 de marzo, Estados Unidos cierra sus fronteras con varios países de la UE, acusando a la UE de servir de puente para favorecer la entrada del covid-19 en dicho país. El 14 de marzo, la Unión Europea emite un comunicado desaprobando el cierre de fronteras y criticando las medidas adoptadas por el Gobierno de los Estados Unidos. El 14 de marzo, el Gobierno de España declara el estado de alarma. El 17 de marzo, la UE decide cerrar sus fronteras exteriores. El 22 de marzo, el Gobierno de España decide restringir la entada en España, imponiendo controles en las fronteras con países de la UE. Y así estamos.

Declarada la emergencia sanitaria internacional por la OMS, la Unión Europea tardo más de un mes y medio  en cerrar sus  fronteras exteriores  a la entada del virus. Hasta ahora, Italia había aportado al  Occidente contemporáneo  cosas como la Mafia y el Fascismo, ahora también el covid-19, pues ha sido el principal país puente de entrada y propagación  del virus chino  en el Mundo occidental, hacia países europeos y Estados Unidos. Seguro que el  resto de democracias occidentales se  lo sabrán agradecer. Lo mismo el Gobierno de España, que no impuso controles en las fronteras hasta que era evidente que el virus se había propagado por todo el país, el 22 de marzo.

Un virus chino nos ha puesto en jaque. Sin entrar a valorar como ha podido surgir el covid-19 y provocar una pandemia mundial, todavía en estudio, no siendo descartable la hipótesis de bioterrorismo con origen en China, es indiscutible que nos encontramos en un ambiente de guerra biológica provocado por un microorganismo que causa enfermedad en el hombre, según los expertos, un virus de origen chino denominado covid-19. También es indiscutible, que tanto a nivel europeo como español se han tomado medidas que han favorecido la propagación del virus, y que deben ser analizadas, valoradas, juzgadas, y deben conducir a la sociedad española a reflexionar sobre quiénes son los responsables de lo que está pasando y decidir en consecuencia.

En el presente siglo, una  nueva generación de elites dirigentes convirtió a las sociedades occidentales en vulnerables al terrorismo islamista, obligando a los ciudadanos a vivir bajo dicha amenaza, y sometidos a medidas represivas para supuestamente combatirla. Mientras en los aeropuertos a los ciudadanos casi se les desnudaba y se les prohibía viajar con botellas de líquidos en su equipaje, el terrorismo islamista atacaba cuando, donde y de la forma que quería, causando numerosas víctimas. Pero todo es susceptible de empeorar, y esas mismas elites ahora han permitido que las  sociedades occidentales hayan sido derrotadas por la enfermedad causada por un virus que saliendo de China logro llegar a los territorios de sus países, imponiendo cambios en su forma de vida. 

En España, el Gobierno, uno más de dichas elites, primero, por mediocridad o interés, tengo mi opinión pero no voy a entrar a valorarlo, favoreció la entrada del virus y hora está utilizando la situación para imponer una represión propia de regímenes comunistas, como el de China,  arruinando la economía del país, a la vez que manda a un todavía  incalculable número de trabajadores al paro y frustra el futuro de un también todavía incalculable número de jóvenes, todo ello con el argumento de una falaz defensa de la salud pública, pues, por ejemplo, más de la mitad de los muertos en España por covid-19 se debe a ancianos que vivían en residencias, y a los que debía haber sido muy fácil prestarle la adecuada protección y correcta y necesaria asistencia sanitaria, pero no,  el Gobierno de Sánchez permitió y favoreció que fueran aislados, privados del amor y la protección de los suyos y condenándolos a morir en condiciones indignas.


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