El pasado 31 de enero, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) declaro la alerta global por el covid-19. Entonces,
desde la OMS se decían cosas como que la alerta tenía como objetivos impulsar
un mayor apoyo a los países con sistemas sanitarios más débiles y que la
comunidad internacional acelere el desarrollo de vacunas, tratamientos y métodos
de diagnóstico de la enfermedad. La OMS, recomendaba no imponer medidas que
limiten el transporte y el comercio internacional. El 31 de enero, apareció en España el primer paciente por coronavirus, un
ciudadano alemán de vacaciones en La Gomera. Entonces, las autoridades sanitarias españolas sostenían
que en España no era necesario tomar ninguna medida, que era muy difícil que el
coronavirus llegara a España y que se produjeran contagios a nivel nacional. Por
lo que el Gobierno mantuvo las fronteras abiertas, sin establecer ningún
control sobre los viajeros que llegaban a España, permitiendo incluso que un equipo de futbol de Wuhan viniera a
entrenar a Cádiz y repatriando a ciudadanos españoles que trabajaban en Wuhan. Pero, los expertos se equivocaron en sus pronósticos,
de repente, de un día para otro, no se
sabe bien como, debido a viajeros que
llegaban de China o de Italia, donde se produjo el primer foco importante por
coronavirus en continente europeo, las autoridades
sanitarias informaron que el coronavirus se estaba extendiendo de forma importante
por territorio español. El 15 de marzo (15-M), el presidente Sánchez declaro el
Estado de Alarma para frenar la propagación del coronavirus. Hoy Sánchez, ha
anunciado que el Estado de Alarma, ya prorrogado una vez, se volverá a
prorrogar como mínimo hasta el próximo 26 de abril. Una vez más Sánchez ha
justificado su opinión en esos expertos que antes se equivocaron favoreciendo
que el virus se extendiera por todo el territorio español.
Dicho de forma resumida, el
Estado de Alarma tiene como fin aumentar el poder legal del Gobierno para que
este pueda actuar imponiendo su voluntad a un amplio número de actores de la sociedad española, empresas,
trabajadores de una determinada actividad, etc., en beneficio del interés general. Pero Sánchez
no lo entiende así. Ha sacado a los militares a la calle, y ha establecido que
ciudadanos tienen derecho al trabajo y a libertad de movimiento y quiénes no.
Sánchez está utilizando la crisis provocada por la amenaza de los parásitos
chinos, para ejercer represión contra concretos sectores de ciudadanos. El
conocido como plan de hibernación, que consiste en un permiso retributivo recuperable y obligatorio del 30
de marzo al 9 de abril, para todos los
trabajadores que reúnan las condiciones, no se prorrogara, pero Sánchez en su
comparecencia ante los medios de hoy ha dejado entrever que ya tiene nuevos
planes, no sería extrañar que esté pensando en algo así como un confinamiento
no por sectores de actividad economía, sino nominal. Realmente resulta extraño
y curioso, que el presidente Sánchez no cuente con el apoyo de partidos de la
derecha española, como el PP y Ciudadanos, para aprobar los Presupuestos
Generales del Estado, pero para algo como declarar el Estado de Alarma, limitar
la actividad economía, y ejercer represión contra concretos sectores de la sociedad,
sí.
En la crisis por coronavirus
que sufre España hay tres grandes responsables. El primero, el Régimen comunista
chino, pues el covid-19 surgió en China y de ahí se extendió al resto del
mundo. En segundo lugar el Gobierno de España. Primero, no acertó en las medidas para impedir su entrada
y su rápida propagación. Ahora, el presidente Sánchez se ha convertido en cómplice
de los parásitos chinos, tipo covid-19, arruinando el país al limitar la
actividad economía, e imponiendo cambios en el estilo de vida de muchos
ciudadanos, que en estos momentos, debido al Estado de Alarma se encuentran
privados de libertad de movimiento, lo que va a dañar de forma importante la
democracia española, pues ello representa no respectar el contenido de la Constitución
en vigor. En tercer lugar, los expertos españoles en asuntos de sanidad, por
dos razones. Primero, porque de defender que no había riesgo de contagios a
nivel nacional y que el coronavirus era como una gripe estacional, pasaron a
crear una elevada alarma social, recomendando el confinamiento de la población española.
En segundo lugar, porque los expertos en este tipo de asuntos, que ahora dicen
que están haciendo enormes esfuerzos por combatir la epidemia y que quieren que
la sociedad valore su trabajo, da la impresión de que son unos parásitos, pues
a pesar que la amenaza por el posible ataque de un virus de origen chino es
conocida desde el 2002, no hicieron nada para buscar soluciones, ni el sistema
sanitario español estaba preparado para hacerle frente.
Una y otra vez el presidente
Sánchez apela a los expertos para justificarse, pero los expertos, se
equivocaron antes y nada dice que estén acertando ahora. Desde que el la OMS
declaro la alerta global, los expertos no han aportado ninguna información nueva
e importante, ni sobre como surgió, ni como se propaga, no sobre tratamientos o
vacunas. Pero hay algunos datos claros. China con una población superior a 1400
millones de habitantes, todavía no ha llegado a los 4000 muertos, en cambio,
España, con una población en torno a 47 millones habitantes, ya ha superado los
11.000 muertos. Si
analizamos los contagios y muertes en
términos relativos, en relación con la población, España está ya a la cabeza de los países afectados por los parásitos
chinos. Curiosamente los países
más afectados por esta pandemia están siendo las desarrolladas democracias
occidentales. Ahora sí, ya hay que empezar a hacerse preguntas: ¿Por
qué los parásitos chinos se han propagado más en la sociedad española que
en países que tienen un mayor movimiento de personas con China, que en la
propia China y que en países fronterizos? ¿Por qué el número de muertes está
siendo superior en España que en países con sistemas sanitarios peores,
con menor gasto por persona? Da la
impresión de que las medidas del Gobierno solo contribuyen a arruinar España,
ejercer represión contra concretos sectores de la sociedad española, y favorecer
que los parásitos chinos acaben con los más vulnerables en condiciones muchas
veces totalmente indignas.
En su comparecencia de hoy, el presidente Sánchez ha dado ya por
asumido, que la España que sobrevira al
ataque de los parásitos chinos no será la de antes, sino más pobre. Sánchez, también
ha dejado entrever que aún le esperan
más medidas duras a la sociedad, muy probablemente, teniendo en cuenta la situación
de la economía, esté ya pensando en hincarle el diente al sueldo de los
funcionarios, cuando no, si legalmente puede, también a las pensiones. Y ha vuelto a apelar a los
llamados coronabonos. Pero es muy difícil que en la Unión Europea (UE) se
acepte compartir, mutualizar, el riesgo
de las deudas públicas nacionales. Primero, porque sería fortalecer a las
elites empresariales de los países más endeudados, españolas e italianas, competidoras a nivel internacional
de resto de elites empresariales europeas. Y además porque ello podría llevar a
una nueva guerra en Europa, pues ¿Que pasaría, por ejemplo, si un futuro Gobierno de España decidiera
dejar de pagar la deuda y exigiera una quita? “Quédate en casa”,
parece algo gracioso, un chiste o el título de una película, pero representa una dramática realidad, la
muerte para muchos, la pérdida del empleo para otros, un elevado coste para España.
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